jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Cómo detectar trastornos alimenticios en niños y adolescentes?


La Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) define los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como “trastornos alimenticios caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso”, de origen multifactorial, causados por diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural, con el agravante de la falta de conciencia de enfermedad por parte de la persona afectada. Este hecho, que, de por sí dificulta la adherencia al tratamiento en la mayoría casos, se agrava en niños y adolescentes por inmadurez y menos consciencia sobre el riesgo de la salud que supone.

El contacto materno con la lactancia supone el primer vínculo que relaciona el niño con la comida en un entorno social y placentero que continuará desarrollándose durante el resto de las etapas de su vida. Todas las etapas a partir de la consciencia modulan la imagen que nos hacemos de la comida y su contexto como el hilo conductor de celebraciones, posición social y económica, cultura, educación, etc, relacionando distintos episodios de nuestra vida con la comida que los ha rodeado, e incluso con el control que hemos logrado tener sobre ella.

A la vez, la infancia y adolescencia son etapas vitales de fuertes cambios físicos e inestabilidad psicológica y emocional, capaces de vulnerar las conductas acercándolas a un rechazo de la práctica de comer por una reivindicación inconexa con el medio que no se comprende, así como volcando en ella la insatisfacción corporal existente.

El primer paso para detectar un TCA en niños y/o adolescentes es la observación de las señales pueden advertirnos de un posible TCA. Estas suponen signos de alarma para los que están alrededor, y pueden identificarse desde comportamientos sospechosos que pueden estar relacionados con la posible existencia de un trastorno de la conducta alimentaria, hasta signos físicos y corporales en los posibles afectados.

La identificación de estos no supone un diagnóstico completo, por lo que no confirmarían la enfermedad, ya que debería ser evaluada por profesionales de la salud mental. Aunque, a pesar de no ser válidos como única vía para el diagnóstico de un TCA, son señales que pueden alertar al entorno de la posibilidad de que se pueda producir y prepararles para afrontarlos desde una perspectiva práctica y un abordaje precoz.
Estos signos, según la ACAB se resumen en:

Alimentación - Peso - Imagen corporal - Comportamiento
Posibles signos en relación con la alimentación:

    Uso frecuente de pautas dietéticas restrictivas
    Preocupación constante por la comida
    Sentimiento de culpa tras las ingestas
    Comportamiento alimentario extraño (velocidad ingesta, comer derecho, etc)
    Encerrarse en el baño después de cada comida
    Aumento de la frecuencia y cantidad de tiempo que está en el baño
    Evitar comidas en familia y con amigos
    Rapidez con la que se acaba la comida de casa
    Encontrar comida escondida, por ejemplo, en su habitación

Encontrar grandes cantidades de restos de comida, envoltorios, etc. en su habitación o en la basura.
En relación al peso:

    Pérdida de peso excesiva e injustificada
    Práctica de ejercicio físico de forma compulsiva, especialmente cardiovascular
    Vómito autoinducido
    Consumo de laxantes y diuréticos
    Amenorrea (desaparición del ciclo menstrual durante, como mínimo, 3 meses consecutivos)

    Otros síntomas físicos debidos a la desnutrición: frío exagerado, especialmente en las manos y pies, sequedad de la piel, estreñimiento, palidez o mareos, caída de cabello, etc.

En relación a la imagen corporal:

    Distorsión de la imagen corporal, visualizando una mayor talla de la real
    Uso de ropa ancha para esconderse
    En relación al comportamiento:
    Alteración del rendimiento académico o laboral
    Aislamiento progresivo
    Aumento de la irritabilidad y agresividad
    Aumento de los síntomas depresivos y/o la ansiedad
    Comportamientos manipulativos
    Mentiras

Todos estos factores son muy determinantes y clarificadores, pero a la vez difíciles de detectar, por lo que, tras el mínimo síntoma, familiares y entorno del niño o adolescente afectado, han de establecer un protocolo de actuación para la detección de un posible TCA a través de una exploración física, psicopatológica y conductual, sin que la persona en cuestión notifique esta acción, ya que, en la mayoría de los casos se trata de una conducta que suele ser negada.

A nivel psicológico, existen guías para el diagnostico profesional. Las más utilizadas son CIE - 1o y DSM -IV, y DSM - IV - TR.
Medidas de prevención

Igualmente, es muy importante la prevención de estos trastornos. La ACAB establece unas medidas basadas en la promoción de una buena imagen y autoestima en el que incluyen la realización de:

    Talleres educativos para niños y adolescentes que traten la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria, potenciando los principales factores que sirvan de protección tales como: Autoestima, Satisfacción corporal y Sentido crítico

    Formación para el profesorado y equipos psicopedagógicos en continuo contacto con los niños y adolescentes para a detección precoz de alumnos en riesgo

    Formación para las familias sobre cómo detectar de forma precoz los trastornos más frecuentes en esta edad

En resumen, los TCA suponen episodios difíciles de detectar y, especialmente, de abordar en niños y adolescentes, por lo que es fundamental el ejercicio de la observación y el tacto en el trato para que la contribución sobre ellos sea favorable y no perjudicial como puede ocurrir si el problema se aborda sin delicadeza.

Via ceac.es

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