sábado, 2 de mayo de 2015

La razones de por qué no le enseño a mi hijo a compartir


Esto podría cambiar tu manera de pensar acerca de este tema.

Hay una política de compartir en el jardín de infancia de mi hijo. Es organizado por padres, así que tenemos que tener políticas así para que podamos manejar todas las situaciones de la misma manera. La política es que un niño puede quedarse con un juguete por la cantidad de tiempo que quiera. Si otro niño quiere el juguete, tiene que esperar que el primer niño termine de usarlo. Incluso “cuidamos” los juguetes por si el niño tiene que ir al baño, ir a buscar algún bocadillo, etc. para que nadie más lo use hasta que él o ella termine. Esto se aplica a todo lo que se puede usar como juguete en el patio o la escuela, incluyendo los columpios y barras trepadoras.

Al principio, no se me ocurrió pensar por qué esta era la política. Solo fui con la corriente, porque esa es la regla, y no me parecía que fuera gran cosa. Todos los niños conocen la regla, así que a parte de las dos primeras semanas de escuela, ellos no hacen un berrinche cuando se les dice “puedes jugar con él cuando tu compañero haya terminado”. Pero últimamente he notado otra actitud hacia compartir en otros lados a los que vamos, y estoy dándome cuenta de por qué exactamente esta es la política de la escuela.


Dos prácticas cuestionables

Aquí hay un par de ejemplos de prácticas de compartir cuestionables que he visto recientemente. La primera viene de una buena amiga mía. Ella y su bebé de casi dos años estaban en el parque un día. Él había traído un pequeño coche para jugar. Otro niño, un poco más grande, quería jugar con él y estaba exigiendo que el hijo de mi amiga le entregara el coche. Resultó en una típica riña de niños, y la otra mamá le dijo a su hijo: “supongo que su mamá no le enseñó a compartir”. Sin contar el hecho de que el coche le pertenece al hijo de mi amiga y que cuando alguien te pide compartir, “no” es una respuesta perfectamente legítima.

Mi segunda historia tomó lugar una mañana en el centro recreacional de la zona. Las mañanas de los viernes llenan el gimnasio con estructuras para escalar y con esos coches plásticos que se pueden manejar, triciclos, pelotas enormes, e incluso un castillo inflable. Básicamente la sala de juegos soñada de un niño. A mi hijo le gusta jugar con un coche rojo en particular, y la última vez que fuimos, lo manejó alrededor de la sala durante la hora y media que estuvimos ahí. Mientras que la mayoría de las mamás siguen a sus hijos por todos lados, mi hijo es lo suficientemente grande para que me pueda sentar en las orillas y solo mirar. Ahí miré cómo una mamá cuyo hijo quería usar el coche se acercó repetidas veces a mi niño diciendo: “okay, ¡es hora de que dejes que él lo use un rato!” Claro que mi hijo la ignoró, y ella eventualmente se rindió. Había un millón de otros coches para que su hijo ocupara, incluyendo uno que era casi idéntico.

Lecciones del mundo real

No estoy de acuerdo con el enfoque que tienen ciertas madres en ambas situaciones. Creo que perjudica al niño enseñarle que puede tener algo que alguien más está usando simplemente porque lo quiere. Y puedo entender el deseo de querer darles a tus niños todo lo que quieran, todos lo tenemos, pero es una buena lección para ambos aprender que no es siempre posible, y no deberías pasar por encima de otras personas solo para tener estas cosas.

Además, así no es como funcionan las cosas en el mundo real. En la vida adulta de tu hijo, él va a pensar que todo lo que ve le pertenece. Esto ya está pasando en la próxima generación. Leí un fascinante artículo sobre cómo los adolescentes de hoy esperan aumentos y ascensos en sus trabajos por razones como “vengo todos los días”.

Si tienes alguna duda sobre mi razonamiento, piensa en el día a día de tu vida adulta. No te colarías en la fila para pagar en el supermercado solo porque no tenías ganas de esperar. Y la mayoría de los adultos no le quitarían algo a otro, como un celular o un par de lentes de sol, solo porque querían usarlo.

Es difícil, tal como muchas otras cosas de ser padre, pero enseñémosles a nuestros hijos cómo lidiar con las desilusiones, porque pasan. Y no vamos a estar siempre ahí para solucionarlo para ellos. Enseñémosles a conseguir las cosas que quieren a través de diligencia, paciencia y trabajo duro.

¿Cómo te sientes acerca del concepto de compartir cuando se trata de niños pequeños? Sé que es probable que no tengas una “política,” tal como yo no la tenía antes de que el jardín de niños me dijera que tenían una. Ahora puedo notar una variedad de perspectivas distintas sobre el tema por los padres que veo. Me hace pensar en si deberíamos hablar un poco más sobre este asunto.

Via guarderia.org

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