martes, 8 de marzo de 2011

Retraso en el desarrollo del habla o del lenguaje


Su hijo ya tiene dos años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que lleva bastante retraso. Recuerda que su hermana era capaz de hilvanar frases enteras a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se ponga al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Algunos niños caminan temprano en el proceso de desarrollo y hay otros que hablan muy pronto, se dice. No hay motivo para preocuparse...

Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el lenguaje se desarrolla más despacio de lo habitual. A no ser que observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden tener dudas sobre si deberían o no solicitar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de su hijo diciéndose a sí mismos que "con la edad, ya lo superará" o que "a su hijo le interesa más moverse que hablar".

Saber qué es "normal" y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudar a dilucidar si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando correctamente en ambos ámbitos.
Entender el desarrollo normal del habla y el lenguaje

Es importante que en cada una de los exámenes médicos programadas por el pediatra de su hijo hable con él sobre el habla y el desarrollo del lenguaje, así como sobre otros aspectos del proceso evolutivo del pequeño que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o tiene algún problema que requeriría atención profesional.

Las siguientes normas sobre el desarrollo pueden servirle de guía:

Antes de los 12 meses

Es importante que a los niños de esta edad se les observe a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con el entorno. El balbuceo es una fase inicial del desarrollo del habla. Cuando los bebés crecen (a menudo en torno a los nueve meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como "mamá" y "papá" (sin entender realmente lo que significan).

Antes de los doce meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten deficiencias auditivas.

Entre los 12 y los 15 meses

Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y aproximarse a sonidos y palabras emitidos por los miembros de sus familias y típicamente decir una o más palabras (excluyendo "mamá" y "papá") de forma espontánea. Los nombres suelen ser los primeros, como "bebé" y "pelota". Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete", por ejemplo).
De los 18 a los 24 meses

Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen dos años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de dos años debería poder identificar objetos de uso común, dibujos de tales objetos, indicar sus propias partes del cuerpo cuando alguien se las señala y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").
De dos a tres años

Los padres suelen presenciar una "explosión" en el habla de su hijo. El vocabulario de su pequeño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para contarlas) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.

Su comprensión también debería mejorar; con tres años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (grande frente a pequeño, por ejemplo).

La diferencia entre el habla y el lenguaje

El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:

* El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras.
* El lenguaje es mucho más amplio que el habla y abarca el sistema completo de expresar y recibir información de una forma coherente. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita.

A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se ambinan entre sí. Un niño con un problema de lenguaje puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases paras expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.
Señales de alarma de un posible problema

Si le preocupa el desarrollo del habla y del lenguaje de su hijo, he aquí algunos de los aspectos en que debería fijarse.

Un niño que no reacciona al sonido o que no vocaliza sería un buen motivo de preocupación. Entre los 12 y los 24 meses, otros motivos de preocupación incluyen los siguientes:

* con 12 meses, no utiliza gestos, como señalar o despedirse con la mano
* con 18 meses, prefiere comunicarse con gestos, en vez de con vocalizaciones
* con 18 meses, tiene dificultades para imitar sonidos
* tiene dificultades para entender comandos verbales simples

Solicite una evaluación profesional de un niño de más de dos años si:

* solo imita el habla o los actos ajenos pero no genera palabras o frases de forma espontánea
* solo produce determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas
* no puede seguir instrucciones simples
* tiene un tono de voz o una pronunciación extraña (áspera o nasal, por ejemplo)
* cuesta más entenderle de lo que sería esperable por su edad. Los padres y cuidadores habituales deberían entender la mitad del habla de un niño de dos años y aproximadamente tres cuartas partes del habla de uno de tres años. Con cuatro años, a un niño se le debería entender prácticamente todo, incluso personas que no lo conocen.


Causas del retraso del habla o del lenguaje

Muchos factores pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otras facetas se desarrolla con normalidad pueden estar provocados por problemas orales (relacionados con la boca), como los problemas en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.

Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. Por ejemplo, hay niños que tienen dificultades para utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula a fin de producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o puede ir acompañado de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más "global" (o general) de retraso del desarrollo.

Los problemas auditivos también suelen estar relacionados con los retrasos del habla; por lo tanto, cuando un padre está preocupado por el habla de su hijo, a este siempre se le debería evaluar la audición, llevándolo a un audiólogo. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje.

Las infecciones de oído (otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre las capacidades auditivas de un niño. Pero una sencilla infección de oído que ha recibido el tratamiento adecuado no debería tener ningún efecto sobre el habla del niño.

Qué hacen los logoterapeutos

Si usted o su pediatra sospecha que su hijo tiene un problema, es decisivo que un logoterapeutos lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema en el habla ni en el lenguaje, la evaluación permitirá reducir sus temores.

Aunque usted mismo puede buscar un logoterapeutos, es posible que el pediatra de su hijo o su médico de familia les remita a uno de estos profesionales.

Al realizar la evaluación, logoterapeutos analizará estos dos aspectos en el contexto del desarrollo general del niño. Aparte de observar a su hijo, el patólogo del habla y del lenguaje le aplicará una serie de pruebas y escalas estandarizadas y comprobará si ha alcanzado o no los distintos hitos en el desarrollo del habla y del lenguaje.

El logoterapeuto también avaluará:

* qué entiende su hijo (lo que se conoce como lenguaje receptivo)
* qué puede decir su hijo (lenguaje expresivo)
* si su hijo intenta comunicarse de otros modos, como señalando, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos, etc.
* el desarrollo de los sonidos y la claridad del habla
* el estado oral motor de su hijo (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y tragar)

Si la logoterapia considera que su hijo necesita logoterapia, su participación, en calidad de padre, será de suma importancia. Usted podrá observar las sesiones de terapia y aprender a participar en el proceso. El logoterapeuta le enseñará cómo puede trabajar con su hijo en casa para mejorar el habla y el lenguaje del pequeño.

Es posible que la evaluación que realice logoterapeuta le indique que sus expectativas, sencillamente, eran demasiado altas. Los materiales educativos que establecen las etapas e hitos evolutivos en el desarrollo del habla y el lenguaje pueden ayudarle a ver a su hijo de una forma más realística.

Qué pueden hacer los padres

Como muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de una combinación de factores innatos y adquiridos. La constitución genética determinará, en parte, la inteligencia y el desarrollo del lenguaje. De todos modos, gran parte de la inteligencia y del lenguaje dependen del entorno. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en el centro de preescolar? ¿En ambos lugares hay oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?

Cuando se detectan problemas de habla, de lenguaje, auditivos o de desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se tiene una mayor comprensión de por qué un niño no habla, se pueden aprender formas de fomentar el desarrollo del habla.

He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:

* Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, hágale signos y fomente en él la imitación de sonidos y gestos.
* Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga seis meses. No tiene que leerle cuentos enteros, pero busque libros apropiados para su edad, de tapa blande o dura y con dibujos que animen a los niños a mirar mientras se van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés, donde estos puedan imitar y realizar movimientos, como acariciar, o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como Los tres cerditos) que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos.
* Aproveche las situaciones cotidianas para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, mientras vayan en coche, comente los sonidos que oiga. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés.

Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar los problemas lo antes posible es el mejor enfoque para ayudar en los retrasos del habla y del lenguaje. Con una terapia adecuada y tiempo, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.

Fuente kidshealth.org

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