Según una investigación realizada por expertos de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), es preferible que los niños que tienen fallos en la función renal se sometan a un trasplante en vez de ser tratados con diálisis. Al parecer, la tasa de supervivencia y aceptación es muy superior a la de los adultos, lo que hace replantearse las actuales normas en las que el trasplante es la última opción.
Según el Doctor Srinath Chinnakotla, responsable de los trasplantes pediátricos en la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), los niños que tienen riñones deficientes (pérdida de la función renal) deberían someterse a un trasplante de riñón en vez de ser tratados con diálisis, proceso por el cual, con la ayuda de una máquina, se extraen las toxinas y el exceso de agua de la sangre.
La razón argumentada es que los niños tienen en la actualidad una elevada tasa de aceptación del órgano y supervivencia, según el experto, el 100% de supervivencia tras pasar un año desde la operación, la cifra lo dice todo y es imposible superarla, ya que está en su máximo valor. En la Universidad se realizó el primer trasplante pediátrico de riñón en el año 1963, desde entonces se han practicado más de 1.000. Dados los resultados, los expertos se han convertido en acérrimos defensores del trasplante frente a la diálisis.
Cinco décadas de experiencia y los buenos resultados obtenidos avalan esta convicción, los niños tienen un pronóstico más favorable que los adultos en este tipo de trasplantes. Antaño los niños debían tomar esteroides tras el trasplante, pero existían problemas de tolerancia, en la actualidad se han dado pasos de gigante en el desarrollo de medicamentos inmunosupresores, están libres de esteroides y evitan el rechazo del órgano, se ha mejorado en los procesos quirúrgicos con técnicas más precisas y avanzadas, se ha mejorado la gestión de las infecciones tras el trasplante, siendo la suma de factores que han permitido una elevada tasa de supervivencia.
El experto comenta que los resultados son mucho más satisfactorios cuando el órgano procede de un donante vivo, lo mismo ocurre cuando el trasplante se realiza de forma preventiva, antes de que los niños tengan que ser sometidos a diálisis por un completo fallo de la función renal. Algunos especialistas médicos, tanto en Estados Unidos como en otros países del mundo, recomiendan primero la diálisis sobre todo por precaución, pero los datos avalan que es preferible optar por la cirugía, a pesar de que cualquier proceso quirúrgico encierra riesgos.
Es por ello que un trasplante de riñón es mucho menos habitual que se realice en bebés y niños, las cifras así lo demuestran, en Estados Unidos se practicaron algo más de 700 trasplantes en menores de 18 años, frente a los casi 18.600 pacientes que recibieron un trasplante de riñón. Por norma general, en países como España primero se utilizan alternativas terapéuticas, cuando ya no es posible la diálisis se procede al trasplante, procedimiento que proporciona al niño mejor calidad y expectativa de vida.
En nuestro país se realizan una media de 60-70 trasplantes pediátricos de riñón al año y los resultados son positivos, quizá en este sentido habría que tener en cuenta lo que se concluye en el estudio que ha realizado el Doctor Srinath Chinnakotla y que ha sido publicado en este artículo de la revista Journal of the American College of Surgeons.
Via pequelia.republica.com
jueves, 9 de marzo de 2017
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