Una de las dudas más comunes entre los papas primerizos respecto a la comida de los más pequeños es qué cantidad deben comer. Acostumbrados al aumento progresivo de ración de los lactantes toda cantidad parece poca cuando vemos a niños más crecidos que no quieren acabar el plato. ¿Pero qué hay de cierto en esto?
La Agencia catalana de Salud Pública (ASPCAT), junto la asociación de dietistas-nutricionistas, la Sociedad Española de Pediatría y asociaciones de madres y padres, entre otros, ha elaborado un documento en el que se recogen varias recomendaciones para la comida de los niños. Una de las principales conclusiones que propone el documento es que el adulto escoja qué, dónde y cómo comer, pero deje libertad para que el pequeño decida cuánto.
La creencia popular de “bebé gordito, bebé sano”, ha hecho que en muchos hogares se obligase a acabar todo lo del plato, pero con los años se ha demostrado que no es saludable.
¿Por qué se debe obligar al niño a comer la cantidad que el adulto considera óptima?
Las razones en contra pasan por:
Mayor probabilidad de niños obesos o con sobrepeso, lo que constituye uno de los principales problemas de salud pública mundial: en España, el 23,2% de los niños sufren sobrepeso y un 18,1% obesidad, es decir más del 41% de los niños no tienen un peso saludable (datos de 2016).
Por tanto:
Mayor probabilidad de sobrepeso u obesidad en la edad adulta.
Puede aumentar la resistencia a comer determinados alimentos, creando aversiones y otras conductas que pueden extenderse a la edad adulta.
Contribuye a reducir el desperdicio alimentario, ajustando la cantidad de alimento que come el niño y no las cantidades marcadas por las tablas.
¿Qué aconseja el documento?
Dejar comer la cantidad de alimento que el niño considere ya que son capaces de regular su ingesta calórica, variando de una comida a otra. Varios son los estudios que demuestran que los adultos hacen comer más cantidad que la que marca la señal de autorregulación innata en los niños, es decir, hacerles comer más de lo que indica su sensación de saciedad.
Los adultos deben acompañar las comidas de manera respetuosa, sin coaccionar, teniendo en cuenta los gustos y sensación de hambre de los niños.
Los adultos deben escoger alimentos saludables para ofrecérselos a los niños y así promover una alimentación sana.
Los adultos deben ser un ejemplo a seguir de alimentación saludable.
No utilizar ni el castigo ni la recompensa por acabarse un plato. Varios son los estudios que demuestran que tampoco sirven las frases habitualmente utilizadas como “te harás fuerte” o “crecerás mucho” ya que se consigue el efecto contrario: es un alimento menos agradable y comen menos.
Las raciones estándar de tablas infantiles, son exactamente eso, estándares, no son exactas y pueden no cumplir las necesidades reales de algunos niños, por lo que deben servir de guía pero no tomarlas al pie de la letra.
Animarles a probar nuevos alimentos para fomentar la diversificación de alimentos y la inclusión de una alimentación saludable, en vez de insistir en que se acaben la comida.
Es preferible servir menos cantidad y dejarles repetir si lo desea, fomentando repetir en platos como las verduras o frutas y, en cambio, limitar las carnes.
Lo ideal es que los niños coman en un tiempo no inferior a treinta minutos, en un ambiente tranquilo, sin obligarles a quedarse sentados en la mesa más allá de un tiempo razonable.
Via vivelasalud.dkvseguros.com/
lunes, 20 de marzo de 2017
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