Los libros para pintar arrasan entre los adultos que buscan evadirse del estrés diario
Pintar para hacer realidad aquello de “paren el mundo, que me quiero bajar”. La famosa frase de Mafalda se repite a diario en las cabezas de quienes buscan escapar del caos y el ruido de la ciudad, de la saturación de estímulos y el ir a toda prisa. Puede parecer una afición solo apta para niños, pero cada vez son más los adultos que recurren a los libros de colorear para encontrar el momento de desconexión por el que tanto suspiró el personaje de Quino.
“De niños todos dibujamos. Simplemente, algunos nunca dejamos de hacerlo”, confiesa a La Vanguardia Catalina Estrada , ilustradora y diseñadora gráfica que ha dado forma a los libros para colorear Jungla Cósmica y Fuerza Natural (Plaza&Janés), publicado recientemente. Sus diseños destacan por las tonalidades y con ellos ha llegado a idear desde diversas colecciones de ropa, accesorios y un cartel para las fiestas de la Mercè y otro para la Feria de abril, hasta botellas de Coca-cola, papel pintado para pared y una agenda que combina sus ilustraciones con frases de Paulo Coelho.
La explosión de colores que caracteriza su trabajo es lo que hizo de este proyecto un desafío. “Confeccionar obras en blanco y negro es difícil, sobre todo cuando tu punto de partida casi siempre es el color”, revela la artista, quien reconoce que era una labor que ni se planteaba. “Es el reto más difícil en el que he trabajado en toda mi carrera”, confiesa. Esa misma complejidad, sin embargo, es la que hace que sea un trabajo “bonito”. “Para mí es como si esos dibujos dejaran de ser míos y pasaran a ser de la persona que los pinta. Es ahí cuando de verdad cobran vida”.
Nacida en Medellín, Colombia, Estrada se mudó a Barcelona en el año 99. La casa de sus padres estaba rodeada de naturaleza, algo que le sirvió como inspiración cuando abandonó su país y empezó a echar en falta tanto color. “Barcelona me ha dado muchas otras cosas, pero aquí lo que más extraño es el contacto con la naturaleza”. De ahí que sus ilustraciones estén siempre relacionadas con ello. “Casi todo mi trabajo es bastante figurativo. Es como darte una caminata por un bosque”.
El resultado persigue transmitir optimismo. Según la ilustradora, en la vida siempre se presentan complicaciones y hay que tener cuidado en qué se centra la atención.”En medio del caos de la ciudad es difícil encontrar un momento para que tu mente se pare. Desconectarse del mundo es indispensable para conectar con uno mismo”, manifiesta.
Además de explotar el lado más artístico del individuo, colorear puede inducir a la relajación. “Creo que es una muy buena manera de desconectar un poquito. Recibimos tanta información al día que nuestra cabeza está en mil sitios al mismo tiempo”, explica Estrada. “Se empieza a vaciar la mente, se desconecta todo y se conecta con uno mismo”.
La arteterapeuta y directora del Instituto de Arteterapia Transdisciplinaria de Barcelona (IATBA), Anna Buxaderas, coincide con la artista. “Es una forma de estar activo en un ejercicio que requiere poco esfuerzo cognitivo”, explica a La Vanguardia. La especialista señala que colorear libros puede ayudar al individuo a relajarse, algo que también se consigue “tocando algún instrumento, escuchando música o dibujando”.
Buxeras asevera que esta práctica funciona con personas que, cuando entran en contacto con la realidad, sienten desorientación y angustia. Es el caso de quienes tienen que hacer frente a una situación difícil, como la pérdida de un ser querido, o incluso de los que sufren un deterioro cognitivo importante, como el alzheimer. “Colorear ayuda porque el individuo está concentrado en una tarea de poco esfuerzo, pero que le reclama atención”, de manera que tienen la mente ocupada.
La arteterapeuta reconoce que realizar esta tarea produce el mismo resultado que hacer un puzle o practicar meditación, sobre todo para las personas con falta de creatividad. “El hecho de tener que decidir solo los colores es algo bueno en casos de bloqueo”, dice, aunque aclara que tiene más efectos terapéuticos una actividad donde se realice un dibujo libre que un dibujo estructurado.
Añade, sin embargo, que a pesar de este bloqueo que presentan algunos individuos, colorear ayuda a estimular el lado creativo. “Se trata de un desarrollo profundo del ser con el que se pueden encontrar nuevas maneras de comunicarse, valorar lo que uno hace o estar más centrado, entre otras cosas”, manifiesta, y agrega que esta actividad puede complementarse con muchas otras terapias.
Via lavanguardia.com
jueves, 1 de diciembre de 2016
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