Alargar las jornadas hasta entrada la noche con tareas del colegio y la falta de tiempo de ocio estresa a los escolares españoles y fomenta la desigualdad social.
Nos enseñaron que las tareas que nos mandaban los maestros para casa nos ayudaban a consolidar los conocimientos adquiridos durante la clase, a crearnos buenos hábitos de estudio y mejorar nuestro rendimiento escolar. Sin embargo, la carga de deberes para los niños y niñas de hoy en día ha desembocado en una de las más crudas polémicas para los padres y madres de los últimos tiempos.
Una larga lista de deberes a los que se suman otras actividades extraescolares en las que aumentar conocimientos o, simplemente, esperar a que los progenitores salgan del trabajo. Entonces, a las 6 o 7 de la tarde, empieza la carrera para poder acabar todas las tareas antes del baño y la cena (cerca de las 21 h). El ocio y el descanso (de toda la familia) pasan a segundo plano.
¿Es realmente un problema?
La OMS asegura que el 34% de los niños y un 25% de las niñas de 11 años se sienten agobiados por los deberes, y un 70% de las chicas de 15 años se siente presionado. Una cifra preocupante que en España aún lo es más: somos el noveno país de una lista de 42. Sólo tenemos que compararnos con el envidiado sistema educativo finlandés, cuyo tiempo de deberes diario es de media hora, mientras que en España el promedio se sitúa en dos horas.
Una llamada de atención que ha sido recogida por la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado), que exige la eliminación de los deberes y denuncia “la presión institucional que se traslada a través de la obligatoriedad de los deberes y las consecuencias negativas en caso de no realizarse, hace que las familias que no tienen disponibilidad horaria, no tienen conocimientos, o no tienen formación para asumirlos de forma adecuada, paguen clases particulares o academias para evitar que sus hijos e hijas sufran sanciones por esa causa como, por ejemplo: anotaciones en la agenda, bajada de notas, castigos sin recreo, o comentarios en público; sufriendo sus hijos e hijas un factor de desigualdad, ya que a las familias que no disponen de capacidad económica para acometer estos gastos se les hace responsables de las bajas calificaciones de sus hijos e hijas, los cuales pasan a engrosar unas estadísticas de fracaso que ‘casualmente’ está repleto en gran medida de alumnado perteneciente a un bajo nivel socio-económico y cultural”.
Los deberes, también un problema de salud
Las tareas extraescolares pueden afectar la salud cuando la carga supera las capacidades de los más pequeños para gestionarlas física y emocionalmente. El estrés infantil existe y, como en el caso de los adultos, se manifiesta en síntomas como problemas con el sueño, desgana, apatía, irritabilidad…, una situación especialmente preocupante en la etapa de crecimiento. Tampoco podemos olvidar la presión que sienten muchos padres a la hora de ayudarles con los deberes, ya sea por falta formación o por quitar momentos de ocio de toda la familia.
La solución no es sencilla, implicaría cambios en el sistema escolar e incluso en los horarios laborales, pero la receta pasa por dejar que nuestros niños dispongan de más tiempo libre. Racionalizar los deberes supondría tiempo para jugar, una actividad fundamental para el desarrollo y la salud de los más pequeños, y para aburrirse, la semilla de la creatividad y la imaginación.
¿Acabar con los deberes? Muchos padres y docentes consideran necesario continuar con las tareas extraescolares, pero la mayoría apuesta por racionalizarlas, promoviendo la calidad en lugar de la cantidad.
Via vivelasalud.dkvseguros.com
martes, 10 de mayo de 2016
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