jueves, 17 de marzo de 2016

Cómo aliviar el dolor por las vacunas


¿Se puede aliviar el dolor de las vacunas? Durante su infancia, el niño va a recibir numerosas vacunas. Vacunar es un procedimiento doloroso, aunque sus beneficios sobrepasan ampliamente este inconveniente. A pesar de todo, no hay que resignarse a que el pequeño sufra con cada vacuna, ya que hay distintos consejos que pueden seguirse para disminuir el dolor y la ansiedad ante el pinchazo.

Los consejos de los expertos. A la luz de la evidencia científica, los expertos del Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) han realizado una serie de recomendaciones para aliviar el dolor y el estrés durante la vacunación, que también han sido avaladas por otros organismos internacionales. Son las siguientes.

"Tetanalgesia". Dar el pecho durante la administración de una vacuna se ha demostrado como el mejor método para reducir el estrés y el dolor derivados de la vacunación. Al amamantarlo durante la administración de la vacuna el niño se distre, está en contacto piel con piel con su madre, lo que lo tranquiliza, y disfruta de un efecto antiestrés por la liberación de oxitocina y de opiodies endógenos, gracias al sabor dulce de la leche.

Amamantar antes y después. Para maximizar el efecto calmante del pecho sobre el dolor que producen las vacunas, hay que amamantar durante todo el rato que dure la vacunación y también después. No se han descrito efectos adversos de dar el pecho durante las vacunas, como atragantamientos, por lo que el Comité de Vacunas de la AEP lo recomienda decididamente.

Líquidos dulces. Cuando el bebé no toma pecho, otra buena opción como técnica analgésica frente al dolor de las vacunas es administrar una solución oral de glucosa o sacarosa. Así, hasta los 18 meses, se le puede dar unos dos minutos antes de la vacuna, y mediante una jeringuilla o un cuentagotas, una solución oral de agua con glucosa o sacarosa, que al estar dulce genera sensación de consuelo.

Abrazar al bebé. El contacto piel con piel con sus padres tranquiliza al niño. Por este motivo, la mejor postura para vacunarlo es cuando está sobre el pecho de su madre o su padre o bien abrazado por ellos. De esta manera sentirá más alivio y menos dolor.

No tumbados. Cuando el niño es ya algo mayor y no quiere permanecer abrazado durante la vacunación, lo mejor es que se siente en el regazo de su madre o su padre o directamente sentado. Si hay que agarrarlo, debe hacerse de manera firme aunque delicada. La posición supina (acostado boca arriba) es la que provoca más dolor.

Cremas anestésicas. Para reducir el dolor de la vacuna, se puede utilizar un anestésico tópico en el lugar del pinchazo. Así, se aplica una hora antes de la vacuna en una extensión similar a una moneda y luego se tapa con un apósito. La crema se retirará antes de la vacuna. Las cremas más recomendadas son las elaboradas con lidocaína y prilocaína, que han mostrado su seguridad en niños, pero han de ser recetadas por el pediatra.

Distracción. Las maniobras de distracción producen un buen resultado en la disminución del dolor y el estrés ante las vacunas. Consiste en centrar la atención en cualquier otro estímulo externo distinto a la vacuna. En niños pequeños, se puede utilizar un juguete, un peluche, visionar algo en una pantalla... En adolescentes, lo que mejor funciona es ser vacunados escuchando música.

Respiraciones profundas. Los adolescentes también sienten miedo y estrés ante las vacunas y muchos manifiestan fobia a las agujas. Para aminorar esta ansiedad, se les puede sugerir que antes de la vacuna realicen respiraciones profundas.

Preparación psicológica. Es aconsejable preparar psicológicamente al niño antes de las vacunas. Así, un día antes se le debe anticipar que va a ser vacunado. Es mejor no engañarlo sobre el proceso; por ello, si pregunta si le va a doler, no hay que mentirle diciéndole que no.

Estimulación táctil. En niños a partir de cuatro años se puede estimular la zona de la punción frotando o presionando la piel antes y durante la inyección, pues de esta manera la sensación táctil compite con la sensación dolorosa. No conviene estimular la zona después del pinchazo.

La última, la más dolorosa. El orden en que se administran las vacunas puede influir en el dolor que provocan, por ello, cuando hay que administrar varias vacunas el mismo día, se recomienda poner la más dolorosa la última

Elegir agujas largas. En contra de lo que pudiera parecer, las agujas cortas provocan más dolor y efectos adversos que las agujas largas, ya que el contenido de la vacuna se queda en el tejido subcutáneo. Por ello, cuando la vacuna debe ser administrada de forma intramuscular, es preferible que la aguja sea larga, ya que llega mejor al músculo.

Varias simultáneamente. Siempre que sea posible es mejor que las distintas vacunas se pongan simultáneamente y no una detrás de otra. Para esto sería necesario que varios profesionales pudieran atender al niño al mismo tiempo, lo que no es factible en muchas ocasiones.

Temperatura adecuada. Frotar la vacuna entre las manos del profesional que la vaya a administrar permite que los componentes de la misma se mezclen de forma más homogénea, y esto puede reducir el dolor durante el pinchazo.

Prepararla fuera de la vista del niño. La vacuna debe ser preparada fuera de la vista del niño para evitar su ansiedad anticipatoria y que la tensión le haga sentir luego más dolor.

Efectos secundarios inevitables. A pesar de todas las medidas para evitar el dolor, las vacunas pueden tener efectos secundarios como fiebre, irritabilidad e hinchazón en la zona del pinchazo. No obstante, hay que valorar que los beneficios de las vacunas superan ampliamente estos inconvenientes ante los que se puede aliviar al niño.

Medicación para la fiebre. Auque la vacuna cause fiebre no se debe dar de forma anticipada ningún medicamento al niño (analgésico o antipirético como el paracetamol) para evitar que aparezca, ya que puede interactuar de forma negativa con la vacuna. En el único caso que sí se puede utilizar de forma profiláctica (antes de la fiebre) es con la vacuna del meningococo B.

Frío local. Si al niño se le inflama o enrojece la zona de la punción tras la vacuna, se le puede aplicar algún objeto frío sobre la misma. Por ejemplo, se pueden meter en el congelador toallitas limpiadoras y luego ponérselas en la zona. Si el bebé es muy pequeño, el tiempo de exposición al frío ha de limitarse más para que no baje su temperatura corporal.

Via onmeda.es

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