Quienes cocinan y hacen la compra de pequeños comen mejor y más sano
La cocina enseña al niño a ser más metódico y a trabajar con la memoria
Los más pequeños de la casa tampoco se salvan del boom de la cocina que está viviendo España en los últimos meses. Ni qué decir tiene que el programa de MasterchefJunior tiene mucha culpa de ello. Ahora, a los niños les interesa la cocina, todos quieren aprender a cocinar, meterse cuanto antes en los fogones y hacer emplatados que ni el mismísimo Martín Berasategui. Se puede creer que es una cuestión de publicidad o marketing o solamente pura televisión, sea como fuere, las consecuencias del interés por los niños a la gastronomía tienen infinitas ventajas y cero inconvenientes.
"Cocinar aporta a los más pequeños innumerables beneficios", asegura a EL MUNDO el psicólogo educativo Jesús Ramirez Cabanillas, autor del libro Cocinoterapia. Por ejemplo, les enseña a ser más metódicos y a trabajar con la memoria. Para elaborar una receta tienes que ser ordenado, ejecutar bien los pasos y tener un buen control sobre las actividades que van realizando para completar el plato. Pero sobre todo, hace que los peques coman de todo, mejor, y más sano, y adquieran desde edades muy tempranas hábitos saludables de comida. Algo imprescindible en un país donde el 26% de los niños y el 24% de las niñas tienen sobrepeso, según datos de una encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicada en 2014.
Quieren campamentos de cocina
Este aumento de interés por la gastronomía ha hecho que hasta sus ocios cambien, al menos durante el verano. Si antes querían campamentos de deporte o aventuras, ahora también eligen los de cocina.
Numerosos estudios han alertado a lo largo de los años los beneficios que tiene en los niños ayudar a preparar la comida. Uno de ellos realizado por investigadores del departamento Ciencias Nutricionales de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU), concluía que los niños que ven a sus padres cocinar durante más tiempo en casa toman decisiones más saludables a la hora de escoger sus propios alimentos.
"Conocer los alimentos, cómo se obtienen y cómo se preparan, ayuda a hacer elecciones más saludables de alimentación. Todavía más en aquellos niños que realizan en casa o en el colegio actividades como tener un huerto o cultivar plantas. Incluso, los niños que juegan con juguetes como supermercados o cocinas, también se relacionan con mejores elecciones a la hora de comer", afirma José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Los niños aprenden fundamentalmente de lo que ven, y durante la infancia todo es aprendizaje, por lo que "si entran en la cocina para aprender a cocinar con alimentos sanos y realizar platos saludables, mejor que mejor", añade por su parte el doctor Victor Manuel Navas, secretario del Comité de Nutrición de la AEP. Además, es interesante que acompañen a sus padres a hacer la compra. Los beneficios serán aún mayores si los padres, a la hora de hacer la compra o de cocinar, les dan a sus hijos una breve explicación sobre los platos que están cocinando y el por qué elegir un tipo de alimentos sobre otros.
Sin duda, todas estas actividades, junto con la de comer en familia, tal como se ha demostrado, también en varias investigaciones, "no sólo mejorarán nuestros hábitos dietéticos, sino reforzarán las relaciones humanas, ayudarán a hacer compatible una alimentación sana con una alimentación sostenible, y a pasarlo bien en la mesa", insiste Moreno.
Animarles a cocinar, sin miedo
Para Jesús Ramírez, los beneficios son claros: aprender a ser organizado preparando los ingredientes, compartir las tareas, comer de manera sana y equilibrada y recibir un feed-back (retroalimentación) por la labor realizada, que habitualmente suele ser positiva. "La cocina es fundamentalmente motivación intrínseca", asegura. Es decir, motivarse sin obtener ninguna recompensa más que la propia satisfacción de haber realizado algo propio. Incluso, mejora la capacidad de trabajar en equipo: "A los niños les encanta cocinar en compañía, por ello es muy recomendable actividades como cocinar en familia". Del mismo modo, "no hay por qué engañar al niño si el plato que deseaba hacer no se ajusta a lo ideado. Él lo sabe perfectamente y es mejor decirle las cosas claras", añade el psicólogo.
Bien es cierto que la cocina tiene elementos muy peligrosos como el fuego o los cuchillos, por eso es aconsejable que los padres estén delante y que al principio, lo único que hagan los niños es observar cómo preparar la comida y ayudarles con tareas sencillas como batir, aliñar o amasar un masa. "Actividades que además, reportan tanto en niños como en adultos, una gran sensación de bienestar", argumenta este especialista.
Poco a poco, y conforme vayan creciendo, se les puede ir introduciendo el uso de los elementos más peligrosos, pero que con la supervisión del adulto se van a ir acomodando de forma fácil a su rutina. Así, "al igual que en otras actividades, los niños irán progresivamente siendo cada vez más autónomos", concluye.
Via elmundo.es
lunes, 21 de septiembre de 2015
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