La encopresis consiste en la ausencia de control de esfínter rectal, es decir, en la emisión involuntaria de heces, de forma que un niño mayor de cuatro años realiza la defecación pero sin controlar su emisión. Suele estar producida por cuadros de estreñimiento, ya que cuando no hay espacio para retener más heces en el tramo final del intestino, el niño hace deposición por «rebosamiento». El problema reside en que si estos niños tienden a retener las heces, el organismo se hace menos sensible al estímulo de su llenado (que es lo que genera las ganas de defecar) y se perpetúa el círculo vicioso.
A veces lo que sucede es que el niño retiene las heces de forma voluntaria porque tiene una fisura que le genera dolor o porque no quiere hacer deposición fuera de casa, como sucede por ejemplo cuando comienzan a ir al colegio, porque les da vergüenza pedirlo. Otras causas como determinados procesos neurológicos (enfermedad de Hirschsprung) o endocrinos (hipotiroidismo, diabetes) son mucho menos frecuentes.
Qué síntomas presentan
La Encopresis Retentiva es aquella en la que existe un cuadro de estreñimiento, de forma que el niño defeca cuando no hay más espacio en el tramo final del intestino, es decir, por «rebosamiento». Por ese motivo, el niño no puede controlar el acto de defecar, porque las heces salen solas. Estas suelen suponer la mayoría de los casos. La Encopresis No retentiva es aquella en la que no existe una causa clara para que se produzca. Se denomina Primaria cuando el niño nunca ha sido capaz de controlar el esfínter, y Secundaria cuando aparece un tiempo después de que el niño ya supiera controlar el esfínter.
Es importante considerar que cuando el niño con encopresis hace la deposición, en realidad la hace sin darse cuenta y sin haber tenido ganas de hacerla, por lo no se le puede reprochar el que se la haga encima. A veces parece lo contrario, ya que el niño puede mostrar que está haciendo esfuerzos por defecar, cuando en realidad lo que está haciendo es retener las heces (y eso sí que no debe hacerlo). Por tanto, no es un cuadro fácil de intuir por parte de los padres, hasta que sucede.
Cómo se diagnostican
En consulta el diagnóstico es relativamente fácil porque cuando la familia lo relata, ya suelen aportar todos los datos (esfuerzos, dolor, estreñimiento y emisión de heces sin control). A veces son necesarias algunas pruebas, como un tacto rectal o incluso una radiografía. Y en casos más raros puede ser necesario realizar estudios de neurofisiología ya que algunos tipos de encopresis, como las primarias, se pueden asociar a pequeños retrasos del desarrollo psicomotor, en cuyo caso no es raro que también asocien dificultad para controlar la orina. Las encopresis secundarias pueden estar relacionadas con episodios de estrés, como por ejemplo un cambio de domicilio o de colegio.
Cómo se tratan
En los casos producidos por estreñimiento es esencial ayudar a eliminar las heces impactadas en el recto y resolver luego el cuadro de estreñimiento. Cuando la encopresis es primaria es muy útil educar al niño con conductas como sentarse en el baño tras las comidas y a horas fijas (aunque no haga deposición), enriquecer la comida con fibra y mostrar pleno apoyo familiar de forma que el niño se vea recompensado a medida que va logrando controlar el esfínter anal. Para ello puede ser útil anotar los días en los que el niño tiene éxito en el calendario y premiar su esfuerzo. Para ello, es fundamental conseguir que el niño padezca el menor estrés posible para no perpetuar una de las causas de estreñimiento.
Hay otros tratamientos, como el farmacológico e incluso algunos basados en la aplicación de estímulos eléctricos en el esfínter anal. Sin embargo, no son más efectivos que los anteriores y sí poseen importantes efectos adversos, por lo que en general se prefiere no utilizarlos salvo que sean estrictamente necesarios.
Qué complicaciones puede producir
Al asociarse a estreñimiento el niño puede presentar dolores abdominales frecuentes. No es raro que tengan también infecciones urinarias por contacto entre las heces y la uretra, sobre todo en niñas. El hecho de no poder controlar las deposiciones hace que estos niños sean reticentes a estar fuera de casa, ir de excursión o de viaje, sobre todo con los compañeros del colegio u otros niños de su edad.
Qué pronóstico tiene
En general es muy bueno y salvo que haya alguna anomalía o problema de fondo, lo que por fortuna es raro. La mayoría se resuelven con ejercicios, tratamiento para el estreñimiento o incluso a veces de forma espontánea.
Via notodoespediatria.com
jueves, 28 de mayo de 2015
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