Normalmente la esquizofrenia se considera un trastorno de adultos, de hecho en las clasificaciones de trastornos mentales se ubica en los trastornos psicóticos considerados de adultos y no en los de inicio en la infancia. Esta enfermedad afecta al 1% de la población y normalmente su inicio es entre los 20 y los 30 años, es decir, en la edad adulta (siendo más tardío el inicio y menos prevalente la enfermedad en las mujeres). Hoy vamos a hablar de los pocos casos (1 de cada 40.000) que aparecen en la infancia, es decir, el trastorno esquizofrénico de inicio en la infancia o COS (Childhood Onset Schizophrenia) según las siglas en Inglés.
¿Qué es?
En realidad nos referiríamos a una esquizofrenia de inicio temprano cuando esta ocurre antes de los 13 años (la infancia) y antes de la adolescencia (existe el diagnostico también de esquizofrenia con inicio en la adolescencia). El diagnóstico antes de los 5 años es improbable dado que los síntomas imitarán un trastorno autista y es prácticamente imposible detectar una esquizofrenia hasta que el niño no haya crecido un poco más. Este fenómeno es muy raro pero sin duda supone un golpe muy fuerte para el niño y para todo el entorno familiar.
Además de los problemas obvios de sufrir un trastorno así en la infancia se añaden los problemas de diagnóstico y tratamiento. Hay que entender que no siempre es fácil identificar alteraciones del pensamiento, alucinaciones y delirios, siendo una tarea ya de por sí difícil en adultos pero viéndose aún más complicada en niños que no tienen plenamente desarrollada la capacidad de pensamiento ni la habilidad para comunicarla a los demás, siendo difícil conseguir cierta introspección o comunicación de los síntomas, además es frecuente que los niños tengan una alta imaginación y creatividad y aparezcan señales ambiguas respecto a las alteraciones de la percepción. Otra gran dificultad es la cantidad de trastornos que pueden camuflar sus síntomas u ocurrir de forma comórbida, por ejemplo trastornos del estado de ánimo, trastornos del comportamiento (trastorno negativista desafiante o TDAH) y no nos olvidemos del Trastorno de Asperger y otros trastornos del espectro autista que son de los que tiene síntomas más parecidos y con los que se postula que la esquizofrenia comparte marcadores genéticos. Incluso los niños que han sufrido abusos pueden presentar síntomas similares a una esquizofrenia pero que en realidad no lo son. El DSM-IV contempla el posible diagnóstico de más de un trastorno a la vez, por ejemplo de ambos autismo y esquizofrenia.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los delirios se consideran más típicos en adultos mientras que las alucinaciones visuales lo serían en adolescentes. Lo más típico en la infancia es que se observen primero los síntomas negativos (una actividad psicomotora disminuida con apatía, anhedonia, abulia, afecto embotado, etc…). Son frecuentes los problemas escolares y sociales. Aparecen intereses y actividades de carácter estereotipado. Una de las diferencias más importantes con los adultos es que en el año premórbido (anterior a la aparición del cuadro de forma más completa) suelen aparecer problemas de lectura o escritura y trastornos del desarrollo motor o el lenguaje que podrían indicar una afectación precoz del desarrollo del cerebro. A veces dirán cosas que no parecerán tener sentido o cambiarán de tema aleatoriamente y sin introducir el cambio a la otra persona. Pero por lo general los criterios diagnósticos son los mismos que se aplican en adultos a excepción del criterio que se refiere a que los niños pueden no alcanzar los niveles de funcionamiento académico y social esperados para su edad (sustituye al criterio de funcionamiento deteriorado de los adultos). Pueden presentar problemas de atención y déficit visuo-espaciales.
Los síntomas más típicos (pensamiento desorganizado, delirios, alucinaciones, aislamiento social, etc…) irán en aumento así como el niño vaya creciendo. Pero hay ciertas señales que deberían servir de indicadores muy precoces ya en la infancia y que nos darían la señal de que el niño/adolescente puede requerir ayuda:
Conducta inquieta: No nos referimos a una conducta ocasional sino a esa inquietud que hace que el joven se muestre ansioso, desaliñado o con pérdida de control.
Agitación y frustración: Es una señal si esta conducta aparece de forma infundada, es innecesaria y es disruptiva para la vida del niño y quien le rodea.
Aumento del consumo de drogas (adolescentes normalmente): Muchos de los síntomas que comentamos son típicos del consumo de drogas (ansiedad, agitación, alteración de la conducta…), pero si el sujeto ha incrementado su consumo o lo ha iniciado casi siempre se requiere de cierta intervención. En muchos casos recurrir a sustancias (ya sea robar medicamentos de adultos, consumir alcohol o drogas de calle) es un intento de tapar problemas o sentimientos desagradables a los que la persona no es capaz de enfrentarse por sí sola, es frecuente en los sujetos con ciertos trastornos mentales recurrir al consumo como estrategia de afrontamiento (sobre todo si no se poseen recursos propios para enfrentarse a lo que les ocurre) y también puede ocurrir en niños cercanos a la adolescencia y en adolescentes.
Estado de ánimo deprimido: En niños podemos observarlo por ejemplo con problemas para dormir, lloran más de lo normal, no desean hacer cosas que antes les gustaban, parecen más cansados de lo normal, irritabilidad, alteración en el patrón alimentario (más o menos hambre), se pelea con otros niños, etc…
Aislamiento: Se apartan de los compañeros y los amigos, se vuelven más introvertidos y menos sociales, hablan menos con los demás y juegan menos. Se muestra tímido y retraído o como si viviera en su propio
¿Qué puedo hacer si mi hijo presenta estos síntomas?
Lo más importante es que el niño reciba ayuda psicológica o psiquiátrica, que acuda a un profesional. Se le proporcionará una evaluación exhaustiva para descartar otros trastornos y asegurar el diagnostico (si lo hubiera).
Los niños deben recibir un tratamiento integral que incluya terapia individual (y probablemente, según edad y caso así como gravedad, medicamentos), terapia familiar, programas especializados para los centros educativos o actividades grupales. Los casos de inicio en la infancia suelen tener peor respuesta al tratamiento con fármacos.
Como ya he mencionado antes muchos de estos síntomas son característicos de otro tipo de trastornos así que puede que los presente y no se trate de un caso de esquizofrenia, al fin y al cabo es una enfermedad muy rara en la infancia, sin embargo todos estos grupos de síntomas son señal de que al niño le pasa algo y que debe ser atendido por un profesional.
Via medciencia.com
viernes, 28 de noviembre de 2014
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