Desde muy temprana edad, los zumos pueden ser una gran idea para la merienda o el postre. Naranja, manzana, melón, mandarinas... Lo más importante, que sean naturales y hechos en casa para evitar el exceso de azúcar, y respetar la mejor edad para introducir nuevos sabores.
El zumo de naranja natural, recién exprimido, es el primero de los zumos que suelen tomar los bebés. A los seis meses, ya se le puede dar a cucharadas una pequeña cantidad, a la hora de la merienda o tras la toma, pero nunca antes, ya que el zumo de naranja es saciante y le quitaría el hambre. Esa capacidad saciante se debe al alto contenido en azúcares de las frutas, precisamente el motivo principal por el que es mucho mejor no ofrecer al bebé zumos envasados.
Mezclar las frutas
Al temprano zumo de naranja podemos añadir otros sabores conforme el niño va creciendo, teniendo especial cuidado al mezclar los sabores. Lo ideal es compensar la acidez de las frutas cítricas con otras que no lo sean, como el melocotón, el plátano o la pera. Siempre frutas de temporada y bien maduras, para evitar problemas gastrointestinales.
Sin embargo, algunas frutas pueden resultar alergénicas, por lo que conviene respetar escrupulosamente los tiempos aconsejados por el pediatra. Si no aconseja lo contrario, conviene esperar al año de edad para ofrecerle zumo de piña, y hasta los dos para las fresas o melocotones, dos de las frutas más frecuentes en las alergias infantiles, sobre todo si se dan antes de tiempo.
También es importante combinar los zumos recién exprimidos con fruta fresca cortada en trozos, más rica en fibra y que estimula la masticación, algo especialmente interesante cuando empiezan a salirle los dientes.
¿Cuánto zumo darle?
Los bebés a partir de seis meses pueden tomar máximo unos 50 cl de zumo, y podremos ir ampliando la cantidad conforme vaya creciendo hasta llegar a un vaso (200 ml) cuando cumpla dos años. Si de bebé se lo das a cucharadas, en cuanto sea capaz de coger él solito el biberón e gustará tomarlo tras la papilla, como postre, aunque no es recomendable ofrecérselo para calmar la sed.
Si estás fuera de casa y debes recurrir a zumos envasados, elige los que no lleven azucares añadidos y estén elaborados con fruta exprimida, no a base de concentrado. En ese caso, puedes dárselos a tu hijo en cuanto cumpla dos años, no antes.
Fuente ateliermujer.com
sábado, 19 de abril de 2014
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