Enséñale a vivir sano

Practicar ejercicio, comer sano o mantener unos horarios son algunas costumbres muy saludables que los niños pueden aprender de nosotras por imitación. No hay mejor forma de involucrarles en aumentar su bienestar que dando ejemplo. ¿Te animas?

Involucrar a los niños en su alimentación, yendo al mercado o ayudando en la cocina, es una de las mejores formas de aprender normas saludables para el futuro. Elegir alimentos naturales, cocinarlos de la forma adecuada y masticarlos correctamente son hábitos que pueden aprenderse desde pequeños para garantizar no solo su correcto desarrollo, sino una alimentación equilibrada cuando sean mayores. Chocolate, dulces y pasteles no deben ser alimentos prohibidos, pero sí absolutamente esporádicos.

El elevado consumo de azúcar, al igual que un exceso de sodio –habitual en alimentos fritos o preparados– suelen ser fuentes de problemas nutricionales, y muy habituales en los más pequeños. Una buena forma de hacerles entender que la alimentación variada y sana es fundamental para sentirse bien es controlar nosotras mismas esas malas costumbres en la mesa... o en el sofá.


A la hora de calmar el gusanillo, un yogur o una pieza de fruta son una buena opción, evitando los snacks y las grasas. Porque el principal problema en la salud infantil es el sedentarismo, con el riesgo de obesidad que comporta.

Para ello, el ejercicio es fundamental. Y podemos hacerlo en casa, con ellos. Por ejemplo, el yoga, que facilita su concentración, incluso si se trata de niños muy inquietos. Al no ser una práctica competitiva, resulta muy apropiado para realizar con niños de varias edades a la vez, dejando que sea cada uno el que marque su propio ritmo.

Puede ser una buena forma de relajar cuerpo y mente, predisponiéndole a un sueño más reparador. Puedes elegir posturas muy sencillas, que no requieran especial esfuerzo, para que podáis realizarlo juntos. Y terminar con unos minutos de meditación, enseñándole a conectar con su voz interior.
Mantener los horarios

Conforme crecen, los niños desajustan sus horarios. Si de pequeños manteníamos una rutina para comer o dormir, incluso para la higiene personal, al entrar en la preadolescencia es habitual que estas buenas costumbres se pierdan, sobre todo los fines de semana. Los niños necesitan descansar al menos nueve horas (y tú un mínimo de siete) y es una buena idea seguir manteniendo cierto horario. En la mesa o en la cama, nada de ordenadores ni móviles cerca. No contestes mensajes mientras comes ni te lleves el móvil a la cama para contestar el whattsapp, porque tus hijos te imitarán. Enseñarles que hay un momento para cada cosa y que ese orden sienta bien es una de las mejores enseñanzas que puedes darle.

Via / Imagen  ateliermujer.com