Cuando pensamos en las claves para el éxito: sea superar una crisis económica global, lograr ser realmente excelentes en aquello que decidamos emprender en la vida o sencillamente, realizar una tarea de forma que nos satisfaga a nosotros y a los demás, una palabra que viene a nuestra mente es esta: creatividad. Y hoy vamos a contaros las claves para fomentar la creatividad en vuestros hijos. Nuestro papel como educadores es dejar que la creatividad florezca.
¿Qué es ser creativo?
La creatividad no es, o al menos no es solamente, cantar, bailar o dibujar con muchos colores o inventar historias fantasiosas. La creatividad es mucho más que eso. Es realmente lo que nos ha hecho humanos, pensar hasta dar con una solución que resuelva un dilema.
En ser creativo radica la capacidad para responder a los retos y problemas dando nuevas respuestas que nadie antes había dado, sea de forma absolutamente original, sea combinando aportaciones previas de manera sorprendentemente efectiva. No deberíamos matar la creatividad, pues realmente no sabemos a que retos se enfrentarán nuestros hijos.
Los seres humanos creativos
Darwin era un genio creativo. Einstein. Heisenberg. Curie. Schrödinger y Bhor. Lo son las personas que descubren remedios para enfermedades, los que investigan hasta descubrir como nuestros genes nos describen, los que trazaron rutas comerciales y los que pensaron que era posible volar. También, por supuesto, artistas y conductores de hombres: es creativo Leonardo, pero también lo es Mandela.
Serán genios creativos los que descubran como podemos conseguir mantener una vida digna en un planeta que se nos queda pequeño, o como recuperar el daño ambiental, o como lanzarnos a vivir entre las estrellas, o conseguir una organización humana con más justicia y equidad. Para lograr eso necesitamos hombres y mujeres creativos.
Sin creatividad habríamos estado perdidos muchas veces en el pasado y lo estaremos en el futuro. La clave de la supervivencia como especie y del progreso personal está en la creatividad. Por esa razón es tan, tan importante ayudar a que nuestros hijos, los hombres y mujeres del futuro, no la pierdan, sino que aprendan a utilizarla y hasta a acrecentarla.
¿Cómo fomentar la creatividad?
Y bien, la teoría hasta aquí. Pero, ¿qué es realmente la creatividad?, ¿cómo funciona?, ¿como se estimula?
, y sobre todo ¿qué podemos hacer los padres para fomentar la creatividad?
Iremos analizándola paulatinamente y os prometo que os contaré algunos de los recursos que ofrecemos a los formadores del curso de la Pedagogía Blanca, que es ahora el proyecto en el que estoy trabajando junto a la profesora Azucena Caballero y en el que nos centramos en ofrecer a los maestros y padres recursos para fomentar una educación más creativa que fomente los talentos y la pasión de cada niño.
La creatividad debemos entenderla como la capacidad de dar soluciones o hacer nacer algo real que pueda ser llevado a la práctica. Por soluciones no me refiero unicamente, por supuesto, a la ciencia o la tecnología. Una nueva forma de organizar una empresa, un libro, una corriente pedagógica, una obra musical, un helado delicioso… todo eso es un acto de creación llevado a la práctica, motivado por la pasión.
Las tres fases de la creatividad
Me explico. Imaginar una historia fascinante es creativo, pero la imaginación es solo la primera fase del proceso. La clave es aprender a hacer ese acto creativo real va a suponer poder ser capaces de que eso se haga real, sea como un libro, una película o un cuentacuentos. Y además, no lo neguemos, queremos que otras personas disfruten de nuestra creación.
El proceso creativo tiene tres fases: ensoñación, diseño práctico y crítica. Y estas tres fases es fundamental, repito, fundamental, que como padres o educadores sepamos entenderlas y respetarlas. Y es especialmente importante cuando estamos acompañando a niños pues interferir en cada una de ellas, adelantándolas, puede deformar y hasta paralizar la creación.
Os cuento. En la primera fase es el momento de la imaginación más desbordante, la que no tiene más límites que los de nuestra capacidad de soñar. Esta fase es indispensable para que cualquier persona se atreva a dar el paso de inventar algo maravilloso, nuevo, valiente. Pero si cuando se está en esa fase nos machacan (y especialmente si lo hace una figura de autoridad como los padres o maestros) con comentarios negativos y críticas.
Cuando soñamos no deberíamos escuchar a nadie que nos diga que nuestros sueños son absurdos o imposibles. ¿Sabéis lo que les dijeron a los hombres que comenzaron revoluciones como el cine, los aviones, los coches o las naves espaciales?
Tenemos derecho a soñar y los niños, más. Pero es que esos sueños, esas ideas que pueden parecer locas y que rompen con todo el conocimiento anterior, son el germen de la innovación y los descubrimientos que mueven el mundo.
Por tanto, en la fase de creación, dejémosles soñar. Y luego, como os cuento mañana, sigamos acompañando su proceso creativo con las siguientes fases: diseño de realidad y crítica constructiva. Comprender el proceso y acompañarlo correctamente es la clave de la creatividad.
Via bebesymas.com
jueves, 12 de diciembre de 2013
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