Cómo planificar la educación de los hijos

En cualquier ámbito de la vida es posible tener un plan de acción. Un esquema de actuación marcado. En el ámbito familiar, también es muy importante tener un plan de educación para no dejar ningún detalle abierto a la improvisación. Los errores en la educación pueden tener efectos largo plazo. Este es el caso de los padres que se dan cuenta cuando sus hijos son adolescentes de que no han marcado límites.

Valores

La educación está respaldada en unos valores que los padres quieren imprimir a sus hijos como positivos. En este contexto, es importante que las parejas tengan su propio criterio para establecer unas normas de conducta adecuada para poder obrar con un sentido más profundo que el simple hecho de hacer lo que hace la mayoría.

Puede que haya cosas que hace la mayoría y que tú no quieras hacer. Por ejemplo, comprar un teléfono móvil al niño cuando tiene nueve años o comprarle ropa de marca por el simple hecho, de que la lleva la mayoría de los compañeros de clase.

La familia como un equipo

La familia es un equipo formado por padres e hijos. Conviene tener objetivos comunes en la convivencia. El malestar de uno de los miembros del grupo repercute de una forma negativa en el conjunto.

Los padres tienen que dejar que los niños solucionen sus propios conflictos sin tener que posicionarse siempre a favor de uno o de otro porque es muy fácil generar la sensación de que uno es el preferido.

Dialoga con los profesores

La educación de los hijos es mucho más fuerte cuando padres y profesores trabajan en la misma dirección. Recuerza el contacto con el tutor de tu hijo para poder conocer su evolución.
Aprende a decir no

Aprender a decir no es importante, sin embargo, no es bueno decir no siempre por norma. La educación rígida llevada al extremo también causa mucho sufrimiento en los hijos.

Cuando tu hijo te pida un juguete puedes decirle que ahorre para comprárselo él con el dinero de la paga. Si es algo que vale más dinero podéis llegar al pacto de que él paga la mitad y tú la otra mitad.

Via pequebebes.com