La tos es uno de los síntomas que más lleva a los niños al pediatra, y una compañera habitual de muchas noches de invierno y cuando empieza el colegio.
Pero hemos de saber que, lejos de ser preocupante, la tos forma parte de una respuesta beneficiosa del organismo cuando hay una infección que afecta al sistema respiratorio, desde la nariz hasta los pulmones.
Y es que por medio de tos el organismo intenta “expulsar” al exterior secreciones respiratorias que contienen los gérmenes que son precisamente los que la producen. Y, aunque por lo general no sea preocupante, puede ser muy molesta, por lo que es normal que los padres intentemos mitigar la tos de los pequeños. Pero, ¿se puede calmar la tos con medicinas?
En el último número del Boletín de la revista electrónica de información para padres de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria se habla sobre la tos del niño, las medicinas para tratarla y sobre la actitud que deben tomar los padres ante este síntoma.
Un repaso interesante que nos aclara muchas cuestiones y a tener en cuenta la próxima vez que los niños tengan un buen catarro y vayamos al botiquín.
Y es que, aunque efectivamente existen muchas medicinas para tratar la tos o la mucosidad nasal, estos fármacos no han demostrado ser eficaces para aliviar la tos. De manera habitual, esta desaparecerá poco a poco, conforme la causa que la produce se vaya resolviendo.
Pero es habitual que si le damos un jarabe para la tos al niño ésta se calma. La explicación está en el hecho de que, al ser la tos casi siempre consecuencia de un simple resfriado, la evolución natural del mismo es la curación espontánea en un plazo de, aproximadamente, siete días.
En esta situación, suele darse el caso de que el inicio del tratamiento con una medicina para la tos puede coincidir con la evolución espontánea del resfriado hacia la curación.
Antes de dar medicinas al niño
Antes de darle a los niños una medicina para calmar la tos, se debe tener en cuenta que muchas no son inofensivas sino que pueden tener efectos secundarios en los niños. Algunos de estos síntomas pueden ser somnolencia o estreñimiento.
Ya hemos visto en el blog que los catarros no se curan con medicinas, y que hay que tener en cuenta determinadas consideraciones si damos fármacos a los niños resfriados. En este sentido, se ha de tener un cuidado especial con los niños menores de dos años.
La posibilidad de presentar efectos secundarios debido al uso de fármacos para la tos es superior en los pequeños a la de los niños mayores. Por eso se recomienda que en los niños menores de dos años se debería evitar cualquier fármaco distinto a los antitérmicos (y estos, con toda la precaución y cuando sean necesarios).
Repetimos que la tos es un mecanismo defensivo que asegura la permeabilidad de las vías respiratorias expulsando cualquier sustancia irritante, en el caso de los catarros la mucosidad. La sequedad puede ser perjudicial y aumentar la tos, por lo que se recomienda una hidratación adecuada, mantener humedad ambiental y beber agua para calmar la tos.
Otro remedio que es mejor que los fármacos para la tos es la miel, que suaviza la garganta. Este resultado podría explicarse por el efecto antioxidante y antimicrobiano de la miel junto al aumento de la salivación que pruducen todas las sustancias dulces.
Cuándo acudir al médico si el niño tiene tos
Los especialistas recomiendan que si persiste la tos, los padres deben llevar al niño al médico para que éste determine cuál es su origen. La tos puede ser consecuencia de muchas enfermedades diferentes, aunque, la inmensa mayoría de las veces, lo es de simples resfriados.
La Asociación española de Pedaitría de Atención primaria (AEPap) recomienda que deberíamos consultar con el pediatra si el niño tiene:
Dificultades para respirar o respira más deprisa de lo habitual.
Los labios, la cara o la lengua de un color azulado u oscuro.
Estridor (un sonido fuerte o un silbido agudo) al inspirar.
Sibilancias al expulsar el aire (excepto si su médico ya le ha dado unas pautas para el tratamiento del asma en casa).
Fiebre y menos de tres meses de edad.
Fiebre que persiste más de 72 horas (especialmente si el niño tose pero no tiene goteo o congestión nasal).
Dolor o supuración de oídos, irritabilidad o decaimiento.
En las primeras 72 horas de su inicio cuando el niño tiene menos de seis meses, especialmente en los meses fríos (noviembre-marzo).
Si la tos aumenta y dificulta las actividades del niño (sueño, comida, escuela…).
Si se acompaña de mucosidad y dura más de 10-14 días.
Si tiene dudas o su sentido común se lo aconsejan.
Como la tos infantil resulta a veces un síntoma muy molesto sobre todo para los niños, a los que dificulta el sueño, cuando ésta se produzca por un simple resfriado puede ser de utilidad limpiar las fosas nasales con suero fisiológico para disminuir, de este modo, la caída del moco hacia la garganta (una de las principales causas de la tos en los niños).
Sólo en una minoría de casos, la tos será consecuencia de una enfermedad más seria como puede ser, por ejemplo, una bronquitis o una neumonía. Cuando la tos se deba a una enfermedad que afecte a los pulmones, se deben seguir las instrucciones del pediatra que prescribirá el tratamiento más adecuado.
Según los especialistas, las mejores actitudes que los padres pueden tomar es la tranquilidad y la paciencia: recordemos que los catarros duran entre siete y diez días, durante los cuales es posible que el niño tosa a menudo.
Pero la tos es beneficiosa en la mayoría de las ocasiones, su tratamiento específico no es capaz de aliviar su intensidad y algunas de las medicinas que se utilizan para su tratamiento pueden ser peligrosas.
Fuente: bebesymas.com
viernes, 16 de marzo de 2012
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