Las noticias del fallecimiento de varios bebés por tosferina, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa, y el hecho de que en estos momentos haya un desabastecimiento mundial de la vacuna contra esta enfermedad, pueden agobiar a las mujeres embarazadas que no han conseguido vacunarse en las últimas semanas de gestación, o a los padres de un bebé que todavía no ha cumplido la edad a la que se administra la primera dosis de la vacuna, los dos meses de vida.
Ante estas preocupaciones, es importante resaltar que los expertos señalan que las muertes conocidas hasta la fecha entrarían dentro de las cifras normales: en 2013 murieron cuatro bebés por tosferina, en 2012, seis, y en 2011 hubo un pico de ocho muertes. Sanidad no ofrece datos actualizados más allá de 2013.
No obstante, sí es cierto que la incidencia de la enfermedad está aumentando, especialmente desde el año 2010. Según datos del Instituto de Salud Carlos III, la tasa de tosferina en España en 2014 fue de 7,18 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que esta semana, el director general de Salud Pública de la consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha, Manuel Todera, explicaba a este periódico que "en la semana 41 de este año, la tasa ha sido de 15,6 casos por cada 100.000 habitantes", lo que supondría que este año los casos de tosferina se habrían duplicado en España.
Además, el hecho de que todavía sean varias las Comunidades que no están vacunando a las embarazadas contra la enfermedad, a pesar de que se sabe que ésta es la intervención más efectiva contra la tosferina, hace que muchos recién nacidos no estén inmunizados contra la infección hasta que cumplan los dos meses necesarios para administrarle la primera de las cuatro dosis de la vacuna.
Así las cosas, ¿cómo se puede proteger a un bebé que todavía no ha cumplido esa edad y cuya madre no fue vacunada? Una buena forma sería la llamada estrategia del nido, que consiste en que los adultos que rodean al niño se vacunen contra la tosferina, y que es la recomienda el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) estadounidense. Sin embargo, el actual desabastecimiento de la vacuna imposibilita esta opción. Sí que habría que intentar, evidentemente, que los hermanos del bebé, en el caso de que tenga, tuvieran puestas todas las dosis de la vacuna contra la tosferina, para que la inmunidad de grupo en casa fuera lo más fuerte posible.
No hay que adelantar la edad de vacunación
Por lo demás, habría que intentar, "que durante los tres primeros meses de vida, el niño no contacte con nadie que tenga catarro", explica a este periódico Francisco Álvarez, secretario del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría, quien recalca que hay que "mantener la calma" y que se "puede hacer vida normal y salir a la calle sin problemas". Además, este pediatra insiste a los padres en que "no hay que adelantar la edad de vacunación", es decir, que hay que respetar los tiempos de las dosis, que serían a los dos, cuatro, seis y 18 meses.
Por su parte, Luis Palomo, coordinador del grupo de vacunas de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), cuenta que un mecanismo muy eficaz es "lavarse a menudo las manos antes de cualquier contacto con el bebé", ya que la transmisión de la infección es de persona a persona.
Por lo demás, poco se puede hacer, salvo esperar a que el niño cumpla los dos meses necesarios para empezar a recibir su inmunización frente a la tosferina. Si, una vez que el niño ya ha empezado a recibir las dosis, contrae la enfermedad, el tratamiento, según explica Álvarez, "sería de unos 10 días, utilizando antibióticos orales cuya cantidad variaría en función del peso del niño".
Via elmundo.es
sábado, 21 de noviembre de 2015
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