jueves, 26 de febrero de 2015

Diez consejos para prevenir la obesidad infantil


Tener hábitos saludables a la hora de la comida puede evitar este problema que afecta cada vez más a los niños. Aquí un decálogo para conseguirlo

Los hábitos adecuados y saludables de alimentación y salud deben ser inculcados por los progenitores, pues lo que los niños aprenden proviene en gran parte de la interacción familiar en la mesa, especialmente durante los primeros años de la infancia. El Instituto DKV de la Vida Saludable, con la colaboración de la Fundación Thao, ha desarrollado un decálogo para la prevención de la obesidad infantil. Así, los 10 mejores consejos para cuidar el ambiente familiar durante la hora de la comida son:

1. Comer todos los días en familia. La comida familiar constituye un importante punto de encuentro entre los niños y niñas y sus padres, vital para fortalecer la unidad, la cohesión familiar y para favorecer su salud. Por tanto, tratad de hacer al menos una de las comidas principales del día con vuestros hijos.

2. Aprender a escuchar a vuestros hijos. Escuchar con atención y respeto las percepciones y sensaciones con la comida que tienen los niños. Recuerde que no solo se comunican con la palabra, sino también con gestos y expresiones. Si ellos advierten que reconocen sus sentimientos se crea un buen ambiente durante la comida.


3. Evitar distracciones como la televisión o los juegos. La hora de la comida debe convertirse en un espacio de tiempo para fomentar la comunicación entre todos los miembros de la familia, tratar las experiencias diarias de cada uno y lo más importante, aprender a alimentarse de una manera correcta. La presencia de la televisión o de otros aparatos electrónicos como las tablets, así como de juguetes durante la comida aumenta la lentitud y la distracción.

4. Cada niño tiene su propio ritmo. La “lentitud” de los hijos al comer a veces es una preocupación excesiva para los padres. Observe que ellos necesitan su tiempo para comer como condición básica para que la comida se convierta en un aprendizaje positivo tanto de nuevos sabores, y sobre todo relacional.

5. Compartir con vuestro hijo la experiencia gastronómica. Intente hablar de los alimentos que se están consumiendo, de los sabores, olores y texturas, para enriquecer la dinámica de la comida. Los comentarios sobre los sabores, olores, texturas, platos o sensaciones representan una experiencia que ayuda al niño y a la niña a interiorizar su propio descubrimiento y aprendizaje sensorial. Recuerde que los niños aprenden de los mayores y que la imitación e identificación con sus progenitores, ayuda a cultivar sus propios gustos y preferencias.

6. Adaptar el tamaño de las raciones. Deben comer según su edad y sus características individuales. Es importante que el tamaño de las raciones sea el adecuado. Si los más pequeños participan a la hora de decidir la cantidad y la elección de algunos acompañamientos, comen mucho mejor y aprenden a reconocer cuando ya han comido suficiente, ya que debemos respetar el mecanismo innato de reconocimiento de la saciedad.

7. Interés por la comida. No hay que ofrecer recompensas (como ver la televisión o jugar con su juguete favorito) ni amenazar, coaccionar o presionar para que coma, pues eso solo lleva a que se relacione la comida con algo obligatorio y negativo. Mejor, pregunte, con una actitud positiva, si está bueno, si tiene hambre o ya no tiene hambre. Mejor estimule al niño a que coma para estar fuerte y que le vaya bien en sus actividades.

8. Sin presiones. Si se distrae, en vez de regañar, animar y alentar de manera positiva. Evite producir tensión y crear mal ambiente. Al niño se le puedes pedirle que coma, decirle que lo está haciendo muy bien y recalcar sus avances.

9. El postre como parte del menú. No es un premio ni una recompensa. No es un elemento de negociación. El postre es una excelente vía de aprendizaje a nivel sensorial y de descubrimiento de sabores y texturas, que después puede hacerse extensivo a todos los alimentos y que permitirá al niño y la niña descubrir sus preferencias.

10. Terminar en positivo. Cuando a tu hijo no le gusta un plato o un alimento, acepta su actitud con tolerancia y plantea una negociación para terminar la comida en positivo. Por ejemplo, si no quiere acabar el plato, proponerle que tome dos cucharadas más, sin acabar el plato, o tomar el pescado pero dejar la ensalada, o comer un trozo más de carne y dejar el resto. Pero siempre tenga presente que toda negociación tiene que acabar con una valoración positiva.

Via diariosur.es

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