Los primeros dientes de leche salen normalmente entre los seis y los diez meses de vida, apareciendo inicialmente los incisivos medios del maxilar inferior seguidos pronto de los del maxilar superior. Con posterioridad aparecen los incisivos laterales de ambos maxilares, entre los 8 y los doce meses de vida.
A partir del año de edad, normalmente entre los 12 y los 20 meses de vida aparecen los primeros premolares y los dientes caninos . Poco antes del segundo año de vida y hasta que el niño o la niña tiene dos años y medio aparecen los segundos premolares.
A partir de los 5 o 6 años pueden ir apareciendo los dientes definitivos, que con la caída de los dientes de leche van sustituyéndoles.
Estas cifras son orientativas, pero pueden estar sometidas a variaciones individuales que pueden estar condicionadas por factores genéticos y familiares, aspectos nutritivos o por la aparición de determinadas enfermedades como el raquitismo.
La aparición de los primeros dientes en el bebé puede ser dolorosa y el niño o la niña puede llorar, sin que los padres sepan a qué se debe, pudiendo preocuparse.
Una suave exploración visual o tocando con suavidad con un dedo limpio las encías podremos confirmar la aparición de las primeras piezas dentarias.
En estos casos puede aparecer salivación o babeo y una pequeña inflamación de las encías, pero es raro que aparezca “fiebre alta”, en este caso será preciso acudir al pediatra.
Durante la dentición el bebé puede presentarse inquieto, dormir mal por la noche y rechazar las tomas de alimento, todo ello son síntomas relativamente frecuentes durante esta fase y deberán ser asumidos con paciencia por los padres.
Si aparece “diarrea” o cualquier otro signo de alarma o se plantea cualquier otra duda respecto al estado de salud del bebé, será conveniente acudir al pediatra.
Para aliviar el sufrimiento del bebé en esta fase se le pueden proporcionar objetos especialmente diseñados y homologados para bebés, hechos de plástico y rellenos de agua, que pueden ser antes enfriados en el frigorífico, siempre bajo observación permanente de los padres.
Un pequeño masaje en las encías utilizando un dedo limpio puede a su vez aliviar sus molestias. Los alimentos fríos aptos para el bebé también pueden mejorar las molestias por la dentición.
En ocasiones será precio acudir al pediatra para buscar la ayuda de algún medicamento o algún producto de aplicación tópica en las encías que pueda aliviar las molestias, cuando estos remedios más sencillos no aporten el beneficio que buscamos.
Una vez iniciado el proceso normal de dentición será preciso proporcionar al bebé una alimentación y medidas de higiene y limpieza dental adecuadas que faciliten el crecimiento adecuado de sus dientes y que prevenga la aparición de caries y otros tratornos de los dientes o las encías.
Por último, cuando aparezcan estas molestias, el bebé se sentirá muy reconfortado al percibir la proximidad y la compañía de sus padres, sintiéndose de este modo más protegido, algo que seguramente a nosotros, como padres, también nos resultará muy gratificante y tranquilizador
Via .salud.es
miércoles, 14 de agosto de 2013
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