Un correcto paso de la leche a la papilla es el primer requisito para enseñar al niño una sana relación con la comida.
Precisamente por esto, es necesario que el paso sea gradual y que la mamá se muestre muy tranquila y paciente.
• No al destete precoz. Es importante no iniciar la introducción de los alimentos sólidos antes del quinto/sexto mes del bebé, y recordar que el destete es un proceso lento, en el que los alimentos deben proponerse de forma gradual para que el niño se habitúe a los sabores.
• No forzarle a comer. Hay que tener siempre presente que el sentido de saciedad y de hambre en los niños está regulado por una especie de reloj biológico innato que debe ser respetado. El apetito del bebé puede variar de comida a comida, de día a día, pero muchos estudios han demostrado que la introducción total de calorías siempre es óptima porque está sujeta a un sistema de autorregulación innato.
• El niño debe instaurar con la comida una relación serena. Por este motivo, es importante que la atmósfera en la mesa sea festiva y divertida: la mamá no debe vivir con demasiada angustia ni expectativas este momento, pues de otro modo el pequeño asociará la hora de la comida con alguna cosa que hay que temer.
• No hay que exagerar con las proteínas. Durante el primer año de vida, el consumo de proteínas animales debe ser mantenido bajo control. Los especialistas afirman que las cantidades óptimas (que pueden variar de niño a niño según la constitución y el sexo) van de los 30 gramos de carne diaria en las primeras papillas, hasta llegar a los 40-50 (que hay que alternar con otros alimentos proteicos como el pescado, los huevos y el queso) dentro del año.
Via mibebeyyo.com¡
domingo, 4 de agosto de 2013
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