La timidez en los niños

La timidez en los más chicos puede tratarse de un síntoma aislado que sólo aparece ante ciertas situaciones, por ejemplo, en una fiesta en la cual hay muchas personas desconocidas o cuando se le acerca a hablar una persona muy extrovertida. Por otro lado, cuando esa timidez no da lugar a una buena relación con otras personas, se trata de un problema más grave.

En un extremo, encontramos a un sujeto con una timidez leve, incluso, adecuada a la sociedad. Pero, en otro extremo, se sitúan los síntomas más severos que pueden desembocar en una fobia social.

El quiebre se da cuando el grado de incapacidad para relacionarse con otros es alto. Cuando ciertas actitudes interfieren en el funcionamiento cotidiano de una forma negativa, se produce una incapacidad para desenvolverse con éxito en el terreno académico social y se mantiene en el tiempo. Si esta situación no cambia, debemos hacer una consulta con el médico.

A lo largo de nuestra vida, es habitual que se pasen por etapas de cierto nivel de timidez. Ésto ocurre por el temor a la evaluación de los iguales, por lo que se evitan ciertas actitudes sociales. En estos casos, no se suponen mayores consecuencias en el futuro y, generalmente, se corrigen con el paso del tiempo.

La timidez en los niños: ¿cómo saber si es normal?
Claves para detectar un nivel severo de timidez

Los trastornos que se pueden adquirir a una edad adulta son la fobia social o el trastorno de personalidad de evitación.

Por otro lado, es importante que diferenciemos entre un niño tímido o retraído y otro triste y deprimido. En el primer caso, se trata de un niño con actitudes normales en la mayor parte del tiempo, salvo en aquellas que implican una exposición a situaciones temidas. En el segundo caso, un niño que está deprimido presenta actitudes similares a lo largo del día. A continuación, enumeramos algunas de ellas.

1-Escaso interés y capacidad de disfrutar.
2-Apatía.
3-Irritabilidad.
4-Falta de energía.
5-Sentimientos de inutilidad.

Cada tipo de caso es muy diferente. Sin embargo, no se debe olvidar que, muchas veces, un niño tímido que sufre en exceso puede convertirse en un niño deprimido.

Vía: subebe.com