Cuando un niño ha llegado a nuestras vidas no sólo cambian las rutinas, sino que debemos pensar en numerosos detalles que vuelvan más seguro al hogar. Uno de los aspectos que es necesario tener en cuenta son las precauciones posibles para proteger al menor de las quemaduras.
En primer lugar, la vivienda deberá contar con alarmas contra incendios y, en las áreas donde el riesgo de incendio es mayor como en la cocina o cerca de la chimenea, tendremos que instalar extintores.
En la cocina, es preferible usar los quemadores traseros, siempre que fuera posible. Si hay que usar los frontales, es aconsejable voltear los mangos de los sartenes y cazuelas hacia atrás.
No tener en brazos al bebé mientras tomamos una bebida caliente. La piel de ellos es mucho más sensible que la de los adultos y puede quemarse más fácilmente.
Coloca la comida y las bebidas calientes lejos de los bordes de las mesas y los aparadores.
A la hora del baño, ajusta la temperatura del agua a no más de 48.8 grados centígrados (120 grados Fahrenheit). Y nunca dejes a un niño en la bañera sin vigilarlo, a fin de evitar que se ahogue y que se queme en caso que abra la llave del agua caliente.
Mantén las planchas, las velas encendidas y otros artículos que puedan causar quemaduras fuera del alcance de los niños.
Si tienes chimenea, utiliza una rejilla protectora y enséñale desde un principio que no juegue cerca de ella, ni de estufas a leña, radiadores o calentadores.
Cuando vayas en el vehículo, controla el asiento de bebé antes de asegurarlo allí. Si el automóvil ha quedado expuesto al sol, muchas veces el asiento y las hebillas pueden calentarse lo suficiente como para causar quemaduras de segundo grado.
Con estos simples consejos podrás mantener a tu bebé libre de posibles quemaduras. Siempre hay que tener mucha precaución con los niños.
Fuente: guiadebebes.com
martes, 3 de enero de 2012
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