Una de las maneras de que los niños se impliquen en las actividades familiares y de que adquieran gusto por el momento de la comida es que nos ayuden a preparar ese momento. Ir de compras con los niños es una oportunidad para pasar un buen rato con ellos al tiempo que abastecemos nuestra despensa.
Si los niños nos acompañan al supermercado para la compra de alimentos, y, aún más, nos ayudan a hacer la lista de la compra en casa, repasando todo lo que nos falta y lo que les gustaría comprar, se sienten partícipes de las decisiones familiares.
Los bebés más pequeños sencillamente nos acompañarán con mucho interés y no perdiéndose detalle del variado mundo de colores y formas que componen los estantes de un supermercado. Pero los niños ya pueden ayudarnos a hacer la compra y participar en lo que nos llevaremos a casa para alimentarnos los próximos días.
Una vez en la tienda, los niños pueden tener pequeñas responsabilidades y no ser meros espectadores desde el carro de la compra (que también les encanta, subidos ahí como en una carroza). Pueden llevar ellos mismos las pequeñas cestas con ruedas, e ir introduciendo algunos artículos (mejor que no sufran riesgo de aplastamiento o rotura).
Un carro de la compra saludable
Para alcanzar un estado nutricional adecuado es necesario incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestra dieta diaria y semanal, por ello vamos a visitar todas las secciones de la tienda (suele ser más cómodo para las familias hacer toda la compra en el mismo sitio), o yendo a las distintas tiendas especializadas: frutería, carnicería, pescadería, panadería…
Actualmente, debido al ritmo de vida y cambios sociales, se suele realizar una compra quincenal o mensual de alimentos, por lo que se debe planificar nuestra alimentación y llevar a cabo una compra de forma inteligente, ya que no estaremos yendo al súper con asiduidad por si nos falta algo.
En la planificación de la compra debemos elegir las opciones más nutritivas y seguras para la familia, y darle a elegir a los niños entre estas opciones. Para lograr una compra inteligente, nutritiva y económica (importante en esta época), debemos planificar con tiempo qué tipo de alimentos necesitamos y en qué cantidad, y no ceder a los “caprichos” (aunque no diría que están prohibidos, pues resultan un gran estímulo para los peques, y no tienen por qué ser poco saludables).
Convendría que los niños fueran a la compra sin hambre, aunque es probable que sucumban ante las tentaciones. No olvidemos decidirnos por un tentempié sano si tienen hambre en estos momentos. Pasar por la sección de frutas o lácteos, mejor que por la de chucherías.
Si dejamos que ellos mismos escojan algunos alimentos para incluir en la cesta (dentro de los que pueden tomar y son saludables) también se sentirán partícipes de este momento. Detenernos para ello en la sección de frutas, verduras o lácteos suele dar buen resultado y no corremos el riesgo de que quieran llevarse algún alimento poco adecuado. Elegir la pizza, la carne, el pescado que quieren… también son otras opciones.
Los alimentos nuevos o aquellos que no les hacen demasiada gracia no están vetados: es bueno que se acostumbren a cogerlos, a tocarlos, e incluso a cocinarlos una vez en casa, para perderles el “miedo”. Recordemos que las preferencias alimentarias de los niños tienen un componente de aprendizaje, de experiencia, por lo que aquellos alimentos con los que están familiarizados es más probable que les gusten. No cometamos el error de no darles los alimentos que a nosotros no nos gustan.
También podemos ver este momento como una oportunidad para aprender, dediquémosle el tiempo necesario a sus preguntas sobre cómo se llaman los distintos alimentos que no conoce, hablémosle un poco más de los que sí (una estrategia más para entretenerlos al tiempo que aprenden)... Temas tan variados como el proceso digestivo, las vitaminas, las frutas o el dinero pueden surgir en estos momentos.
Involucrar a los niños en la compra de alimentos nos ayudará también a educarles sobre los alimentos más saludables. Las frutas y verduras no pueden faltar en nuestras paradas. Los más mayorcitos podrán comprobar las fechas de caducidad, el origen del producto…
Hacer de la hora de la comida un momento sano, relajado y feliz es una tarea que empieza mucho antes de sentarse a la mesa, en el supermercado haciendo la compra con los pequeños comensales. Esperamos que estos consejos os sirvan de ayuda y estímulo para hacerlos partícipes de ese momento.
Fuente: bebesymas.com
miércoles, 7 de diciembre de 2011
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