La mayoría de los autores definen la enuresis nocturna como una descarga involuntaria de orina que ocurre después de la edad en la que el control vesical nocturno debería haberse alcanzado. Y aquí llegamos a un punto en el que los especialistas no se ponen de acuerdo, precisamente cuál es esa edad. ¿A partir de qué edad se puede considerar este trastorno patológico?
La incontinencia urinaria o vesical se presenta cuando uno no es capaz de impedir que la orina se escape de la uretra, pero en los niños no existe acuerdo sobre dónde se establece el límite de normalidad, debido a que la adquisición del control puede depender de multitud de factores que actúan por separado o en conjunto.
Puede haber implicados en la enuresis nocturna factores educacionales, ambientales, sociales, familiares, psicológicos, hereditarios... y con frecuencia surgen estudios que intentan sistematizar las posibles causas más frecuentes del trastorno en determinados grupos de población.
Más o menos arbitrariamente algunos estudiosos colocan la edad por debajo de la cual nunca se puede catalogar a un niño de enurético en los cuatro años, otros en los cinco y la mayor parte en los seis años.
La enuresis nocturna es un trastorno que motiva numerosas consultas al pediatra por su elevada frecuencia en la infancia. En el blog hemos hablado de este problema a partir de los cinco años, cuando señalábamos que la enuresis afecta al 10% de los niños entre los cinco y los 16 años.
Este trastorno suele mejorar de forma espontánea en la pubertad, y tiene una prevalecencia en la adolescencia tardía del 1 a 3%, siendo poco frecuente en la edad adulta.
Enuresis nocturna primaria y secundaria
La enuresis nocturna puede ser de dos tipos: primaria (ENP) si el niño nunca se ha mantenido seco, y secundaria (ENS) si el niño, que ya antes de los seis años había controlado la orina durante más de seis meses, vuelve a mojar la cama.
Esta clasificación para algunos autores es más teórica que real, debido a que no se encuentran diferencias entre ambas, e incluso origina confusión terminológica. Sin embargo, para otros autores los factores etiológicos que actúan en cada una de las dos formas de enuresis son diferentes: en la ENP predominan los factores genéticos y hereditarios y en la ENS los factores psicoafectivos.
Enuresis nocturna primaria
En este tipo de enuresis los trastornos psicológicos casi siempre son el resultado de una enuresis, pero raramente son la causa. Según la Asociación Americana de Psiquiatría las posibles etiologías de la enuresis nocturna primaria consisten en un retraso del desarrollo, un factor genético, desórdenes del sueño y alteraciones de los niveles de hormona antidiurética (ADH).
Por otra parte, siempre se deben excluir causas secundarias como alteraciones neurológicas, infecciones urinarias y malformaciones anatómicas de ureteres, vejiga y uretra. Otra causa de enuresis nocturna es la neuroglucopenia, hipoglicemia que afecta sistema nervioso central, producida por sobreinsulinizacion en paciente diabetico.
Enuresis nocturna secundaria
Esta última se define como la enuresis en personas que han sido completamente continentes durante seis a doce meses. A diferencia de la eneuresis nocturna primaria, en la secundaria casi siempre la causa es psicológica.
Entre las causas más importantes de enuresis secundaria hay que citar los trastornos emocionales, las infecciones del aparato urinario, la epilepsia, la apnea del sueño y las malformaciones del aparato urinario.
Los niños con enuresis duermen peor
Según distintos estudios, los niños con enuresis nocturna duermen peor que aquellos que no padecen el trastorno. Tienen patrones de sueño alterado, reflejo de un mayor numero de despertares nocturnos, reducción de sueño tranquilo y mayor latencia de sueño. Esto es, el sueño natural en la enuresis nocturna está más fragmentado.
Los niños con enuresis también presentan mayor nivel de somnolencia a la mañana y a la tarde debido a los episodios de micción nocturna e intentos para mantener al niño seco durante la noche, lo cual puede repercutir negativamente en su relación con la familia y amigos, rendimiento escolar…
En definitiva, antes de los cinco o seis años de edad, la enuresis nocturna debería considerarse como una característica normal del desarrollo, aunque como conlleva problemas de sueño y con frecuencia psicológicos, se puede recurrir al consejo del especialista.
A partir de esas edades, el pediatra podría aconsejar el mejor modo de actuar, buscando siempre el bienestar del niño, que se suele ver afectado emocionalmente por este trastorno.
Fuente bebesymas.com
lunes, 29 de agosto de 2011
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