Los beneficios que vienen de la mano de promover oportunidades para que los más pequeños practiquendeporteson tantos, que mi mayor problema es no saber por dónde empezar a comentártelos.
Quizá lo mejor sea comenzar por lo obvio: el beneficio físico. Practicar deportes ayuda a un crecimiento sano y vigoroso no sólo desde lo que podríamos llamar la “estructura exterior” es decir desarrollo muscular, por ejemplo. También hablamos de un mejor desarrollo de la capacidad respiratoria y – en definitiva – pulmonar.
Pero quizá los aspectos más beneficiosos y que más perduran toda la vida no son precisamente los físicos, sino los psicológicos y aquellos relacionados a los vínculos y el relacionamiento con los demás. Una de las primeras cosas que los niños aprenden y es realmente un conocimiento sólido y muy positivo, es la diferencia entre adversario (quien compite con uno en igualdad de condiciones) y enemigo (quien tiene intención de destruirte o atacarte).
En mi opinión, al aspecto anterior le sigue uno tan o más valioso: aprender a conducir fracasos o frustraciones y que a veces se gana y otras se pierde y ello no significa el fin de nada en especial. El carácter se fortalece, se aprende el espíritu de lucha, se aprende a ser perseverante y se aprende a trabajar en equipo.
¿Son necesarios más argumentos? Mi sentido común me dice que no…
Fuente: bebes.
jueves, 28 de julio de 2011
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