Un estudio sugiere que la infección crónica en el oído medio podría alterar el sabor, lo que hace que los niños coman más.
Según los investigadores, las infecciones con fluido alteran las papilas gustativas. Al comer sin sentir el sabor, los niños se verían impulsados a seguir comer en exceso.
Una nueva investigación insinúa haber descubierto a un sorprendente culpable del aumento de peso excesivo en los niños, un cierto tipo de infección de oído.
El nuevo estudio halla que las infecciones crónicas del oído medio con fluido se relacionan con alteraciones en las papilas gustativas que cambian su sensibilidad a ciertos alimentos. Esto, a su vez, podría hacer que los niños coman más de estos alimentos y empujarlos a la obesidad, según especulan investigadores coreanos.
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Pero para conocer con toda certeza si la infección crónica del oído medio ayuda en verdad a causar la obesidad "se necesitarán estudios más grandes con más pacientes", apuntó el Dr. Jeffrey P. Simons, profesor asistente de otorrinolaringología del Hospital Infantil de Pittsburgh. "Este estudio inicial es muy provocador", apuntó.
"Esto no significa necesariamente que uno cause lo otro", apuntó Simons, que no participó en el estudio. "Hay muchos factores de riesgo para este tipo de infección de oído", señaló.
Los hallazgos aparecen en la edición de marzo de Archives of Otolaryngology -- Head & Neck Surgery.
La otitis media crónica con efusión (OME) "es básicamente el líquido del oído medio que está presente ante la ausencia de infección aguda durante tres meses o más", explicó Simons "Se tiende a no tener los síntomas clásicos de la inflamación aguda como dolor y abultamiento del tímpano y fiebre, aunque puede haber síntomas [como] sensación de obstrucción en el oído o disminución auditiva".
Los investigadores ya han notado una posible relación entre la obesidad infantil y la OME crónica. Este equipo de investigadores especuló que los cambios relacionados con las papilas gustativas podrían conectar ambas afecciones. Según el estudio, la infección crónica del oído y la inflamación pueden afectar a un nervio en particular, la cuerda del tímpano, que controla el gusto en la parte delantera de la lengua.
"El nervio que proporciona sabor a la parte delantera de dos tercios de la lengua pasa a través del oído medio, donde se asienta el líquido", explicó Simons. "La teoría de los autores es que quizá una parte de esa inflamación crónica subyacente de ese nervio aumenta la sensación o el umbral de sabor", apuntó.
Los investigadores, de la Universidad Kyung Hee de Seúl, Corea del Sur, realizaron pruebas de sabor y midieron el índice de masa corporal (IMC) de dos grupos de niños: 42 niños con OME crónica que tenían un tubo insertado para drenar el líquido de la oreja y otros 42 niños sin OME crónica.
Los niños que sufrían de infecciones de oído tendían a tener mayor peso que sus pares. También tenían menor gusto en la parte delantera de la lengua, en particular, la que conduce a un umbral elevado para todos los gustos dulces y salados. También se observó una menor capacidad para detectar sabores ácidos y amargos, pero esto fue mucho menos pronunciado.
Un umbral de sabor más alto podría indicar que los niños con OME crónica necesitan comer más alimentos para obtener los sabores dulces y salados que se les antojan, explicaron los autores del estudio. Y según Simons, eso significa que podrían ingerir más calorías, "lo que resulta en una contribución a la obesidad".
Si ese, de hecho, resulta ser el caso, "sería otra razón más para tratar la OME crónica", razonó Simons.
Por otro lado, la relación podría no ser tan simple. Carolyn Landis, profesora asociada de pediatría del Hospital Rainbow Babies & Children's de los Hospitales Universitarios de Cleveland, señaló que la conexión podría ser al revés, que la obesidad sea la que ayude a causar infecciones de oído.
"Es una especie de quién fue primero el huevo o la gallina", señaló. Tal como apuntó el estudio, las personas obesas tienen un relleno de grasa más grueso alrededor del oído, lo que puede predisponerlos a las infecciones del oído.
"Sería interesante explorar esta relación más pero con base a este único estudio no podemos decir que nada es definitivo", señaló Landis.
Via salud.univision.com
viernes, 25 de marzo de 2011
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