martes, 25 de enero de 2011
La vacunas sí, vacunas no y la cultura del miedo
A raíz del anuncio de la publicación del libro de Carlos González, “En defensa de las vacunas”, se ha iniciado un intenso debate en diversos foros de internet (algo se habló también aquí en Bebés y más) y he tenido la oportunidad de leer aportaciones a favor y en contra de las vacunas y, a la vez, diversos argumentos muy válidos en ambos bandos de la discusión (o como mínimo con cierta lógica).
Ahora bien, ha habido un argumento en especial, muy utilizado por las personas que defienden la no vacunación o la vacunación selectiva, al que no le he visto dicha lógica: la crítica constante a la cultura del miedo.
Por todos es conocido que un niño puede no ser vacunado y vivir una vida plenamente saludable. Esto es lógico porque la gran mayoría de la población está protegida, sin embargo no sería del todo cierto, o al menos yo no pondría la mano en el fuego por ese niño, si un número importante de madres y padres decidieran dejar de vacunar a sus hijos.
Entonces podría pasar que un niño no vacunado cogiera el sarampión, la rubeola, la tos ferina u otras enfermedades, viviendo procesos más o menos graves. Pues bien, cuando algún defensor de las vacunas explica esto, hay quien le responde diciendo “miedo, miedo y más miedo” o “ya estáis tratando de asustar”, como si cualquier discurso que llevara implícito el miedo debiera ser rechazado por esto mismo.
No es miedo, es lógica estadística
Cuando a una persona se le detecta una tensión arterial elevada se le ofrecen una serie de recomendaciones (limitar el consumo de sal, hacer ejercicio, llevar una dieta saludable, dejar de fumar y beber alcohol, etc.), con el fin de disminuir las cifras elevadas.
Si la persona no lleva a cabo estas acciones y la tensión sigue alta se le comenta que por el hecho de tener hipertensión tiene un riesgo cinco veces superior de padecer algún tipo de infarto. Mal andaríamos si esta persona nos dijera: “miedo, miedo… jugáis con él para convencerme”.
A las embarazadas se les recomienda que no prueben el alcohol, ya que se han observado defectos congénitos en los bebés derivados de su consumo. Sin embargo, hay gente que dice que “por una copita no pasa nada”, que seguro que añadiría también que “eso lo dicen para meter miedo y tenerte todo el día controlada”.
A las madres recientes se les insta a que den el pecho a sus hijos, cuanto más tiempo mejor, porque se ha constatado que los niños amamantados enferman menos de media que los que toman leche artificial. Podría ser que esto no fuera cierto y que todo se dice para asustar a las madres que no dan el pecho con la intención de que hagan lo que se les dice.
A las personas mayores con múltiples patologías se les habla cada año de la importancia de que se vacunen de la gripe porque en caso de cogerla pueden pasar un muy mal invierno, hasta el punto de llegar incluso a temerse por su vida. No es que la gripe mate, es que una persona semi-enferma con las defensas bajo mínimos, puede no superar una enfermedad que a los adultos no nos supone más que una semanita en casa.
Podrían ser ganas de asustar a los abuelos para que se vacunen y que la gripe no fuera para tanto. “Miedo, miedo…”
Todos estos casos y cientos más llevan consigo un mensaje de “si no haces esto, te puede pasar aquello”. No es que nadie trate de asustar a nadie, es que es una realidad.
Cuando una madre me dice que está pensando en no vacunar a sus hijos y me pide opinión siempre le digo lo mismo, que a su hijo no le pasará nada y que será un niño tan sano o tan enfermo como los demás. Ahora bien, si esto se extiende y muchos padres optan por esta opción es posible que el niño coja alguna enfermedad que a los niños vacunados muy posiblemente no les afecte.
Dicha enfermedad no tiene por qué ser demasiado problemática para el niño y probablemente la pase sin más (pese a que algunos casos se complican), sin embargo el niño se convierte en vehículo de dicha enfermedad y podría contagiar a otros niños sin vacunar y, lo que es peor, a bebés que aún no han sido vacunados por calendario.
Alguien me dirá que estoy tratando de asustar inculcando la cultura del miedo. No es cierto, sólo intento que conozcan una realidad que podría suceder (o no). Luego, cada cual que elija qué hacer, que para eso son opcionales las vacunas.
Fuente bebesymas.com
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